Los efímeros momentos que acompaña el café

Juan Francisco Jimenez Jacinto Juan Francisco Jimenez Jacinto

Nespresso, americano, capuchino, irlandés, cortado, carajillo… Cientos de tipos distintos, pero un elemento en común: el café.

Multitud de momentos diferentes donde deleitarse con su suave tacto. Y tú, ¿cuál es el tuyo? ¿Convertirlo en la primera acción del día? ¿Tras una copiosa comida? ¿El café de media tarde, con una agradable compañía? Sea cual sea tu respuesta, no desesperes: es la respuesta correcta. Y, no sé vosotros, pero para mí el día dura esos cinco eternos y, a la vez, efímeros minutos que resiste en mi taza el oro negro (sí, el café). Es en ese breve lapso de tiempo donde todo desaparece, donde solo estamos él y yo, yo y él.

Es el tacto de la taza calentándose por el café, es el aroma que va subiendo hasta que nos envuelve por completo, es su amargo sabor atenuado con considerables dosis de azúcar, es el negro poso que deja en el fondo de la taza…

Juan Francisco Jimenez Jacinto

Es profesor de Periodismo en la Universitat Abat Oliba CEU