Juan Francisco Jimenez JacintoEl año pasado hubo en España más de 2.000 cargos públicos imputados por corrupción, tráfico de influencias o prevaricación. Sí, son muchos. De estos, cerca de 180 fueron condenados. Si buscamos la cifra total de cargos públicos en España, cerca de 450.000, estos dos mil imputados suponen un 0,4% del Total. Descontándolos encontramos un 99,6% que no han estado nunca imputados. Y si nos fijamos en los que finalmente han sido condenados en 2014 (180) la cifra de cargos públicos que cumplen con sus obligaciones de manera legal llega hasta el 99,996%. Estos miles y miles de personas se merecen un #AplausoSoGood; aplauso que probablemente nadie les haya dado antes.
Es muy fácil llenar titulares de media página a base de escándalos de corrupción; pero estos casos no son lo habitual. ¡Eso sí, hay que perseguirlos; y las investigaciones judiciales, llegar hasta las últimas consecuencias! Pero no es justo permitir que se hable gratuitamente tan mal de los políticos y de cualquier persona en general que ocupe cargos públicos o de representación. No sería justo para los miles de concejales de localidades pequeñas (la mitad de los municipios de España tiene menos de 500 habitantes) que más que trabajo remunerado lo que hacen es voluntariado, se les agrupara como “corruptos” o “aprovechados”. O aquellos que se dejan la vida entera al servicio de sus ciudadanos, pendientes de que la vida en la ciudad sea confortable, agradable, que los niños puedan ir a la escuela. Dando la cara cuando quizá nadie la da. Estas personas existen y probablemente cada una de ellas se merecería una noticia. Pero no, basta 1 corrupto para que se lo mostremos al mundo entero. Quizá si los protagonistas de las noticias y de los titulares fueran las personas que intentan hacer las cosas bien, que se lo curran, que ayudan a los demás o los que quieren sacar a su familia adelante; las cosas nos irían mucho mejor. Como mínimo, cada vez que nos expusiéramos a las noticias acabaríamos con más buen humor que ahora.
