Cosas maravillosas que nos enseña la vida

Juan Francisco Jimenez Jacinto Juan Francisco Jimenez Jacinto

Hay veces que en la vida suceden historias que nos enseñan lo fantástico que es vivir y la importancia de los pequeños gestos. Cuatro historias basadas en hechos reales nos dejan sabios consejos.

Todos somos importantes

Un conocido profesor de Universidad preguntó a sus alumnos en un examen…cómo se llama la mujer que limpia esta 6ª planta dónde estamos?

Una chica preguntó si esa pregunta contaría para la nota y él respondió que esa era la pregunta más importante ya que en la vida conocerán a muchas personas y todas merecerán su atención, sonreir y decir “hola”, porque todos somos importantes. La mujer que limpiaba los lavabos se llamaba Lola.

No esperes nada a cambio y lo recibirás

Una noche de lluvia una mujer negra estaba parada en una autopista con el coche estropeado y toda mojada intentaba que alguien la ayudara y la llevara a su destino.

Un joven blanco la auxilió y ella anotó su dirección. Al cabo de una semana sonó el timbre, el joven abrió la puerta y le traían un televisor gigante con una nota que decía: “Muchísimas gracias por ayudarme en la autopista de Alabama sin conocerme, cuando la lluvia había empapado mi ropa. Gracias a usted pude llegar al lado de la cama de mi marido agonizando justo antes de que muriera. Con cariño, la señora de Nat King Cole”.

Nunca debemos juzgar a nadie

Un niño de 10 años entró en una heladería:

-¿Cuánto cuesta un helado de chocolate con almendras?

-2€ contestó bruscamente la camarera.

-¿Cuánto cuesta un helado solo?

– 1,75€, contestó la camarera con tono impaciente.

– Quiero un helado solo.

El niño terminó su helado, pagó en caja y cuando la camarera fue a limpiar la mesa, había 0,25€ junto al plato vacío, era su propina.

Dar todo por la gente que queremos

Conocí a una niña de 2 años que se llamaba Lisa, que sufría una rara enfermedad.

Su única posibilidad de salvarse era una transfusión de sangre de su hermano Gabi de 5 años que había sobrevivido a la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos. El doctor le preguntó a Gabi si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana… él dijo que lo haría si eso salvaba a Lisa. Mientras se hacía la transfusión, acostados los hermanos en camas paralelas, retornó el color a las mejillas de Lisa. Gabi miró al doctor y le preguntó:

-¿A qué hora empezaré a morirme? Gabi pensó que tenía que dar toda su sangre a su hermana y después moriría y aun así, aceptó.

Juan Francisco Jimenez Jacinto

Es profesor de Periodismo en la Universitat Abat Oliba CEU