No hace falta estar forrado para disfrutar de uno de los mejores mariscos del Atlántico. Simplemente hay que llegar hasta Lisboa, una de las ciudades portuguesas más populares. Sus calles de cielos cableados, paseos en el eléctrico 28, el castillo de San Jorge o la Plaza del Comercio son las atracciones turísticas más generalizadas entre sus visitantes.
Vale la pena dedicar un día a coger un ferry (solo vale 2.5€) que te deja en Trafaria. Un pueblecito de pescadores situado a orillas del Tajo y a escasos kilómetros del puerto. Una vez alcanzada la tierra, vuestra mayor preocupación va a ser la de escoger entre uno de sus pequeños y deliciosos restaurantes. En todos ellos podréis disfrutar de sus mariscadas “a lo grande”, para no dejar con hambre ni al más glotón.
Platos a rebosar de gambas, cangrejo, langosta y demás bichitos marinos buenísimos. Vinito, postres para repetir y un buen paseo para bajar serán vuestros mejores aliados. Una comida digna de la casa Real y que sale a menos de 35€ por cabeza. ¿Vale la pena probar o no?