Lidia Falcón O’Neill (Madrid, 1935) es una escritora y política madrileña. A sus 86 años de edad, lleva consigo una amplia trayectoria en la política española, militando en el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) y abanderando la lucha feminista desde la Transición. Licenciada en Derecho, Arte dramático y Periodismo, además de doctora en Filosofía, es la presidenta y fundadora del Partido Feminista de España (PFE). Para ella, el feminismo está en primera línea de fuego en todas sus batallas, pues -asegura- nadie les acompaña. Ni la sociedad, ni las instituciones, ni el Gobierno, que la ha llevado ante la Fiscalía de delitos de odio por su firme oposición a la ‘ley trans’.
Pregunta. ¿Cuál cree de los temas que envuelve la agenda feminista que debería lucharse con más solidez?
Respuesta. Hay que seguir luchando por todos. Pero, principalmente, por la violencia, el pedir que no te maten. Porque tenemos unas cifras escandalosas. Cada año, se presentan 150.000 denuncias por malos tratos. A esto hay que añadir que en España se da una violación cada 4 horas. Estas cifras no son de un país avanzado de la Europa que defendemos. Y desde luego, los que deberían remediarlo, que son las instituciones del Estado, ni lo tienen en cuenta ni les inquieta.
P. En este sentido, ¿qué papel juega la ley de violencia de género?
R. Esta ley que tanto publicitan no sirve para nada. Y amortigua las ganas de luchar, porque si tenemos una ley y unos juzgados especiales de violencia, ¿para qué vamos a seguir protestando? Para mí hay una cosa evidente, y es que es mejor que no haya ninguna ley a que haya una mala.
P. ¿Por qué es una mala ley?
R. Porque no protege a las mujeres. De las denuncias que se presentan, el 55% se archivan sin más trámite. De ese 45% restante, se celebran juicios rápidos. Si el acusado es declarado culpable, tendrá una pena que como mucho llegará a 2 años de prisión, por lo tanto, no la cumplirá. Las órdenes de alejamiento tampoco se cumplen, como indica que el 30% de las asesinadas en España tenían una orden de alejamiento. Después, la culpa se la echan a ellas, porque luego dicen en los medios que el 80% de las asesinadas no habían presentado denuncia.
P. El proyecto inicial de la ley de violencia de género es diferente a la ley posteriormente aprobada en 2004. ¿Qué es lo que se modificó en esta ley implantada finalmente por Zapatero?
R. Se han cambiado muchas cosas. En primer lugar, la ley actual diferencia entre el sexo femenino y el género. Y solamente merecen protección las víctimas de la categoría de género. Además, solo se brinda protección a la esposa o la compañera habitual del agresor. Si la víctima es la hermana, la madre, la hija, e incluso la prostituta, esas no entran dentro de la cobertura de la ley. Esta es la primera infamia.
P. En cuanto a los juzgados de violencia sobre la mujer, ¿qué ocurre cuando la justicia no actúa como debería?
R. Cuando una mujer ve que después de presentar una denuncia no se ha hecho más que un juicio rápido, y que la situación no avanza, al final no ratifica la denuncia, y el proceso se archiva. Es decir, se archiva el expediente de un delito constatado como público, y que en realidad debería ser perseguido por la justicia. Cuando tienes una mala ley, no solo no protege a las víctimas, si no que deja en la impunidad a los delincuentes.
P. ¿Cómo reacciona la sociedad actual ante las reclamaciones del feminismo?
R. La sociedad está anestesiada. La ley de violencia de género es un placebo, al igual que lo son los 8-M y los 25 de noviembre. Hemos tenido unos años muy cercanos con grandes manifestaciones en el 8-M. Parecía que de ahí a gobernar el país no nos quedaba más que un escalón. Para mí, decir que con unas manifestaciones habíamos cambiado el país era triunfalismo. De hecho, no solamente no hemos avanzado, sino que estamos retrocediendo.
P. En el marco de la política española, ¿la coalición actual de gobierno se está olvidando de tratar temas importantes dentro del feminismo?
R. Este Gobierno no es feminista, por más que se crean que pueden presumir de ello cuando están defendiendo las explotaciones más graves de la mujer. Este gobierno no solamente no trata los temas fundamentales como la violencia de género, sino que además ha introducido como un caballo de Troya, destrozando todo lo que hemos hecho durante tantos siglos, el tema de la identidad de género. La agenda feminista se ha pervertido, y los temas principales son precisamente los que olvida el Ministerio de Igualdad.
P. En cuanto a la ‘ley trans’ y la identidad de género, ¿por qué esta ley amenaza la existencia de las mujeres?
R. El ‘lobby’ trans busca la abolición del sexo, lo que significa la desaparición de las mujeres en el mundo. Y si no existen las mujeres, ¿para qué queremos el feminismo? Precisamente es la capacidad reproductora de la mujer lo que nos define como hembras en la especie humana. Y esto ahora lo puede hacer cualquiera, porque hay hombres que dicen que se embarazan y que pueden tener hijos. Entonces, ¿dónde está la diferenciación entre hombres y mujeres? ¿Dónde está toda la denuncia por la opresión que hemos vivido? La ‘ley trans’ no solo es una de las estafas más grandes que se pueden hacer, sino que además va contra la naturaleza humana y la realidad del sexo. Y lo que ellos quieren es abolir la realidad y convertirla en ley.
P. ¿Qué consecuencias tiene la aplicación de la ‘ley trans’ dentro del movimiento feminista?
R. Esta situación ha causado un destrozo muy grande, porque ha dividido en cierta manera aquella gente que quizá se acercaba al feminismo y que tenía una idea de transformación real, convirtiéndolo en una especie de secta dirigida por el ‘lobby’ trans. Además, esta nueva ley contempla sanciones administrativas para aquellas personas que protestan. Estas multas, que no pasan por ninguna garantía judicial, son las mismas que se instituyeron en la dictadura. Eran un sistema de represión infame, y ahora este se impone a través de la ‘ley trans’.