Adrián DolzQue la tauromaquia está muerta en Cataluña es una de las paparruchas populares que más circulan en España. La fiesta de los toros sigue dejando un gran impacto tanto económico como cultural en muchos municipios catalanes. La prohibición de las corridas de toros de 2012 mantiene despierta la falsa creencia de que no se celebran festejos. Parte de los catalanes conservan despierto su sentimiento taurino, y son muchas las formas para seguir viviéndolo en su tierra.
Una afición imparable
Cataluña acogió en 2022 un total de 469 festejos taurinos, actividades que tuvieron un impacto en 27 municipios. Pese a estar muy lejos de los datos de otras Comunidades Autónomas, la tauromaquia catalana esta en auge. Su número de festejos aumentó un 7% (27 festejos más) respecto a 2019, último año en el que se celebraron con normalidad previamente al Covid. Por otra parte, los datos no son comparables a los previos a 2012, época en la que la Monumental mantenía grandes carteles como los de las fiestas de La Mercè.
La mejor opción para muchos aficionados a día de hoy sigue siendo acercarse a otras Comunidades Autónomas. Plazas de toros como la de Castellón llenan sus tendidos de seguidores catalanes. Desde algunas entidades taurinas se promueven excursiones para facilitar el desplazamiento en autocares y el disfrute de actividades. El territorio catalán también está lleno de peñas taurinas que buscan seguir fomentando una tradición que se instauró en el año 1128. La actualidad taurina se puede seguir también en catalán, pese a que los medios más grandes no han dejado de reducir sus contenidos, el portal VaDeBraus sigue informando de los actos más noticiosos.
A golpe de capote
El catalán se sigue hablando también dentro de los ruedos. Una de las mayores muestras es Serafín Marín, el último torero en salir por la puerta grande y lograr un indulto en la Monumental de Barcelona. El de Moncada y Reixach (Barcelona) sigue escribiendo su nombre en los carteles de las mejores plazas del mundo. El matador es reconocido por hacer el paseíllo en algunas ocasiones con barretina y la señera sobre el hombro.
Los toreros del futuro también tienen su sitio en Cataluña. La Escuela Taurina de Catalunya sigue formando a profesionales de la lidia. El alto nivel de sus integrantes se pudo comprobar el pasado abril en Vinaròs. Alba Caro (Santa Coloma de Cervelló) y Mario Vilau (L’Hospitalet de Llobregat) lograron salir a hombros en una novillada en la que también participaron dos alumnos más de la escuela. Conseguir que aquellos que eran unos niños cuando se prohibieron las corridas de toros en Cataluña hoy pongan su nombre en festejos de todo el país se celebra con orgullo en la escuela.
¿Qué pasa con la Monumental?
La Monumental de Barcelona es sin ninguna duda la plaza de toros referente en el panorama catalán. Desde su último festejo en 2011 su ruedo ha perdido olor a bravo, pero aún conserva parte de su esencia. El Museo Taurino de la Monumental sigue abierto para mostrar a sus visitantes todos los rincones de la plaza, trajes de leyendas de la tauromaquia, bustos de los mejores matadores y toros disecados entre otros.
Una de las grandes preguntas de los aficionados es si volverán las corridas de toros a la Monumental. El coso de la calle Marina cerró su puerta grande el 25 de setiembre de 2011 tras la abolición del Parlament en 2010. En 2012 con 68 votos a favor, 55 en contra y 9 abstenciones se aprobó la iniciativa. Con esta decisión el cartel de José Tomás, Serafín Marín y Juan Mora parecía el último antes de que se sepultara la plaza. No obstante en 2016 el Constitucional dictó sentencia y anuló la prohibición del Parlamet ya que invadía competencias estatales. Por lo tanto la Monumental podía volver a acoger una corrida de toros.
A día de hoy la familia Balañá, propietaria de la plaza, no parece tener interés en volver a abrir los tendidos, habiendo incluso cedido la explotación de la plaza a la Casa Masilla. Los rumores y noticias sobre las posibles reaperturas de esta y otras plazas llegan continuamente y los aficionados parecen recibirlas a puerta gayola con la esperanza de volver a disfrutar al son del pasodoble, el capote y la muleta. Sólo el tiempo será capaz de decirnos si la tauromaquia catalana queda para el arrastre o consigue salir por la puerta grande.
