Pol Carricondo CampoEl corazón de Barcelona se tiñó de violeta el pasado 8 de marzo en una muestra de fuerza y solidaridad sin precedentes. Desde tempranas horas, una marea diversa de mujeres, hombres y niños de todas las edades inundó las calles de la ciudad condal. Marcar el Día Internacional de la Mujer con una manifestación masiva en busca de la igualdad era el objetivo principal.
La Assemblea 8M convocó una jornada de huelga y una manifestación que tuvo lugar a las 6 de la tarde. El recorrido empezó en el paseo de Gracia con Diagonal y acabó en el Arco del Triunfo. Bajo el lema de “Financiar los derechos de las mujeres para acelerar la igualdad“, unas 100.000 personas, según las cifras proporcionadas por las entidades organizadoras. El objetivo, congregarse para alzar sus voces contra la discriminación de género y la violencia machista. Sin embargo, la Guardia Urbana ofreció una cifra más moderada, situando la asistencia en alrededor de 40.000 personas. Más allá de las discrepancias numéricas, el mensaje de unidad y lucha por la igualdad resonó fuertemente en las calles de la ciudad.
Una lucha por la igualdad que no cesa
La presencia de mujeres de todas las edades fue notable, pero lo que destacó especialmente fue la participación significativa de numerosas niñas, quienes marcharon junto a sus madres y abuelas. Muchas de ellas portaron pancartas y consignas que reflejaban su compromiso con un futuro más justo e igualitario.
La manifestación no estuvo exenta de controversia. El sector anticapitalista protagonizó una acción simbólica al encender antorchas y proclamar su enfado con gritos de “¡Vamos a quemar el sistema!”. Este gesto radical refleja su profundo descontento con las estructuras económicas y sociales existentes. Instando a una transformación para lograr un cambio significativo hacia una sociedad más justa y equitativa para todos.
Tampoco faltó la presencia de pañuelos palestinos en la marcha. Miembros de la Plataforma Unitària contra les Violències de Gènere lucieron estos pañuelos como muestra de solidaridad con Gaza. Portando una pancarta que rezaba: “Unidas contra las precariedades, las fronteras y los genocidios”. Este gesto no solo resalta la interseccionalidad de las luchas sociales, sino que también destaca la importancia de la solidaridad global en la búsqueda de la justicia y la igualdad.
