Después de cinco películas, solo una ha sido considerada digna sucesora de la original, “La profecía” (1976), que se ha convertido en un referente del terror del siglo pasado. La saga, centrada en la llegada del anticristo y marcada por tragedias durante su rodaje, ha dejado una marca imborrable en la historia del cine de terror. Por lo tanto, intentar revitalizar este legado casi 50 años después era un reto desafiante, pero “La primera profecía”, dirigida por Arkasha Stevenson, se enfrenta a él con valentía y una perspectiva fresca.
La película nos traslada a una Roma de los años 70, donde la Iglesia se ve amenazada por una revolución cultural y social. En este escenario, una joven novicia norteamericana llega al Vaticano para tomar sus votos. Pronto descubre una oscura conspiración que busca la llegada del anticristo.
Terror psicológico en la primera profecía
“La primera profecía” toma su tiempo para construir una atmósfera densa y llena de suspense. Aunque el giro de la trama puede preverse, la película mantiene el interés del espectador sin recurrir a trucos baratos. El terror aquí es más psicológico que visual, con escenas que provocan inquietud más que gritos.
Me vi ‘La Primera Profecía’, salí satisfecho y con muchas ganas de la secuela.
— José Alejandro 🏡Macondo🏡 (@Shigeru_San) May 9, 2024
El elenco, encabezado por Nigel Tiger Free, ofrece actuaciones sólidas que hacen creíble la historia. La dirección de Stevenson muestra un manejo seguro del tono y la atmósfera. Guían al público a través de un viaje perturbador hacia los oscuros rincones del mal.
Además, la película aborda temas interesantes, como el papel de la mujer en la Iglesia y la lucha por el poder en el Vaticano, lo que la hace más que una simple película de terror. Y aunque deja la puerta abierta para posibles secuelas, su éxito dependerá de un público dispuesto a explorar miedos más profundos y menos explícitos.