El humano es nostálgico por naturaleza, las tendencias siempre vuelven y según los más sabios de nuestras casas, los abuelos, en el pasado todo era mejor. ¿Por qué es esto así? ¿Qué es lo que nos gusta tanto de lo ya pasado, de lo, objetivamente menos eficiente y molesto de vivir con? ¿Qué tienen los vehiculos antiguos que nos atrae tanto?
Este suceso ocurre en prácticamente todos los aspectos de nuestra vida. Pese a la modernidad y comodidad de los pisos modernos la gente anhela poder escaparse a las casas rurales con mala aislación en las ventanas, paredes de madera, chimenea y un pequeño jardín silvestre. O entrando más en el tema que enfocaremos hoy, prefieren un trozo de hierro con motor, sin ningún tipo de ayudas a la conducción y la comodidad como un elemento secundario que un coche moderno, sobrio, pero super funcional.
Buscando respuestas
Empezando a hurgar en mi propio corazón empiezo a encontrar respuestas. Pese a solo tener 21 años ya he tenido la suerte de poder conducir y poseer diversas motos y coches y sin duda las experiencias entre modernos y antiguos, difieren. La modernidad acarrea una precisión notable, algunas son máquinas excelentes y en el peor y la mayoría de los casos, insípidas. Las antiguas pero, son otra historia, la probabilidad de que te dejen tirado o te dejen una factura de 4 dígitos en el taller es razonablemente alta y la usabilidad diaria es nula comparado con su contraparte.
Sin embargo, amamos estas máquinas antiguas que queman y derraman aceite en cada esquina. Es como una relación tóxica entre jóvenes. Un altibajo constante con el punto álgido justo antes de girar la ignición e intentar arrancar. Así es la relación con un vehículo clásico, tensa, incierta pero difícilmente superable, al menos por lo que hace a las emociones.
Mas allá de los sentimientos
Además de jugar emocionalmente contigo, también es una experiencia mecánica excelente. Objetivamente, jamás encontrarás un vehículo antiguo más rápido que cualquier moderno deportivo, pero no costará encontrar uno más salvaje, divertido y especial. La conexión con la carretera que se consigue con una dirección sin asistencias o sin control de tracción es especial. Cada cambio de marcha, notas la transmisión engranando con el motor con un ruido y feeling seco mecánico, lento e imperfecto. Al igual que en la vida, la perfección y cotidianidad se hacen aburridas, así que la imperfección de los inputs solo hace más excitante el viaje.
Dicho esto hay que dejar claro que no hay que convencer a nadie en este aspecto. Hay gente que solo quiere ir del punto A al B sin complicaciones y otros querrán salir el domingo de curvas pero sin tirar una moneda al aire para ver si su coche va a arrancar o no. Ambas son entendibles, de hecho así quedan más vehículos antiguos para el resto que si los quieren exprimir y domar.
En definitiva, en un mundo donde cada vez hay más mediocridad confundida con perfección, la gente quiere volver atrás. Quiere sentir y luchar por lo que le gusta sin dar por hecho que el día siguiente su hermosa máquina, arrancará. La imperfección en este sector se traduce a conexión y esta se transforma en felicidad. Lo antiguo no es mejor pese a lo que nos diga nuestra nostalgia, simplemente es más real y divertido.