Celiaquía

Menú del día: frustración

Una lucha diaria por encontrar opciones sin gluten y precios justos en un país que parece olvidarnos

Celiacos
Alimentos que un celiaco tiene en su despensa. Fuente: Lara Monroy
Lara Monroy Lara Monroy

Abrir el WhatsApp y ver que tu grupo de amigos propone ir a cenar. Viernes de cervezas y tapas, ¿planazo no? Que se note que la pregunta va con ironía. Para mí es un infierno tener que salir a cenar, sabiendo que posiblemente yo no pueda llevarme ni un bocado a la boca y que como mucho me podré tomar una Coca-Cola. Esta es la vida de un celiaco cuando sus amigos no celiacos hacen planes para ir a comer a cualquier lugar, una tortura constante. 

Ahora, pregunta para los celiacos: ¿cuántas veces has rechazado una comida porque el sitio que ha propuesto la mayoría del grupo no tenía opciones sin gluten? En mi caso, bastantes. De hecho, he dejado de comer en la universidad, porque casi nunca encuentras un menú adaptado para los celiacos. Hay días que de primero ponen pasta, que contiene gluten, y vas a mirar el segundo y te encuentras con que hay todo tipo de rebozados, que de nuevo también contienen gluten. Toma que toma, para cantar bingo los que somos celiacos. Y sí, siempre tenemos la posibilidad de comer ensaladas, pero como todo el mundo puede comprender, comerlas cada día cansa.

“He dejado de comer en la universidad, porque casi nunca encuentras un menú adaptado para los celiacos”

La comida en la universidad, no deja de ser un símil de lo que pasa en los demás restaurantes. Es un ejemplo más de la escasa oferta de comida sin gluten en los locales. Aunque en los últimos años ha habido un boom de restaurantes para celiacos o con opciones sin gluten, la oferta es insuficiente. Hablo como celiaca cuando digo que me conozco casi todos los restaurantes sin gluten de Barcelona, y al final siempre se vuelve repetitivo. Mismos sabores, misma oferta y poca variedad. Me agota. Al final prefiero quedarme en casa y cocinar, pero es aquí cuando surge otro problema.

¿Qué cocino? Me apetecen unos nuggets. Como no tengo, me acerco al super y así aprovecho para comprar pan para el desayuno. Cojo un paquete que contiene 15 nuggets y mi paquete de 4 panecillos para el desayuno, todo sin gluten. Feliz porque por fin he encontrado algo que puedo comer y me apetece. Me dirijo a pagar y pum, sablazo en la tarjeta. 7,05 euros los nuggets y 3,29 euros los 4 panecillos. En total 10,34 euros. Que dolor, casi que me sale más barato comprar el pienso premium de mis perros que llenar la cesta de mi compra.

“Me dirijo a pagar y pum, sablazo en la tarjeta. 7,05 euros los nuggets y 3,29 euros los 4 panecillos”

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la compra ya es un 34,48% más cara que hace cinco años, lo cual me parece un despropósito ya que deja a muchas familias en una situación muy comprometida a la hora de llenar el carrito de la compra. Pero aún es más injusto que los celiacos llevemos pagando un exceso por nuestra cesta de la compra desde hace ya muchos años. No lo digo yo, lo dice el informe anual de la Federación de Asociaciones de Celiacos de España (FACE)De hecho, en su informe de este 2025estima que una persona celiaca puede ver incrementado un gasto de 997,85 euros al año en la cesta de la compra, en relación con una persona no celiaca.

Si bien es cierto que la federación a observado que hay una pequeña disminución en los productos sin gluten en comparación con el año anterior, el análisis revela “una tendencia generalizada a que los productos sin gluten sean significativamente más caros que sus equivalentes”En pocas palabras, que un sobrecoste anual de casi 1.000 euros es impagable para algunos bolsillos y esta tendencia no tiene pinta de que vaya a revertirse por ahora. De hecho, parece que el gobierno se ríe en nuestra cara. Refresquemos la memoria. Hace cosa de un mes el Tribunal Supremo (TS) dictaminó que se debía aplicar un IVA del 4% al pan especial, en lugar del 10% actual, y equiparlo así al pan común.

“Un sobrecoste anual de casi 1.000 euros es impagable para algunos bolsillos”

Si bien es cierto que esta medida es un pasito hacía la normalización de los precios de estos alimentos, es insuficiente. Hay que ir más allá. No puede ser que España sea de los pocos países en la Unión Europea que no da ningún tipo de ayuda económica o alimentaria a las personas con celiaquía. Una situación totalmente injusta, de la cual apenas se habla. Ya es hora de dejar de sufrir en silencio. No hay que olvidar que la celiaquía es una enfermedad y que si consumimos alimentos sin gluten no es porque nos apetezca o porque sea una moda, sino porque es nuestra medicina, la comida es nuestro único tratamiento. No existe ninguna pastilla ni ninguna cura a día de hoy que nos permita comer otra cosa que no sea sin gluten, y al gobierno parece que se le olvida que no tenemos otra opción.

Normalicemos los precios de la compra en los productos sin gluten. Fomentemos más producción de alimentos para celiacos. Hagamos consciente a la sociedad de una enfermedad que afecta entre el 1% y el 2% de la población española. Hablemos de la celiaquía. Impulsemos más opciones sin gluten en los locales para que sean más inclusivos. Y defendamos la importancia del reconocimiento de los alimentos de primera necesidad, los de los celiacos también.

Lara Monroy

Estudiante de Periodismo, Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad Abat Oliba CEU. Además, curso un Máster en Liderazgo, Política y Buen Gobierno en la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Soy fundadora y directora de "Abantos", un club de políticas con presencia en Madrid, Barcelona y Valencia. Participo habitualmente como tertuliana en el programa "Sentit de viure" de Radio 4 (RNE) y he trabajado en la oficina de comunicación de la Inspección General de Ejército de Barcelona. Tengo un fuerte interés por la política, las relaciones internacionales, la historia, la filosofía, los idiomas y los viajes.