Lara MonroyEl municipio de Sant Hilari Sacalm, en Cataluña, se ha vuelto a llenar un año más para vivir una de sus tradiciones más relevantes y multitudinarias: el Via Crucis viviente del Viernes Santo. Cientos de personas recorrieron las calles del centro histórico del pueblo para seguir los pasajes que recrean la Pasión y muerte de Jesús. Una celebración muy especial, ya que este año coincide con el milenario de la Abadía de Montserrat y el Jubileo 2025.
La celebración empezó puntualmente a las 19 h en la plaza de la Iglesia con la presentación de los misterios del Via Crucis. Para cada misterio, cuatro portadores se encargaron de sacar el paso correspondiente desde la escalinata de la Iglesia. Una vez presentados los cinco misterios, se dejaron expuestos en la plaza para posteriormente recorrer las calles de la localidad junto al Vía Crucis viviente.
El tradicional Vía Crucis
Antes de que se iniciara el recorrido del Via Crucis, el Padre Andrey Castrillón, responsable de la parroquia de Sant Hilari Sacalm, dirigió unas palabras muy alentadoras a todos los asistentes. “Hoy no hemos venido a mirar, hemos venido a caminar con Jesús”, dijo. Después, leyó una de las cartas a San Pablo y concluyó diciendo “empecemos a caminar”, para dar paso a la representación. Acto seguido, empezó la ruta del Via Crucis que narra el camino de Jesús desde su arresto en el Huerto de Getsemaní, hasta su crucifixión y muerte en el Monte del Calvario.
Esta puesta en escena tuvo una duración de tres horas. Como cada año, contó con once estaciones distribuidas en diferentes espacios del municipio. Dos de las representaciones más destacadas fueron el juicio de Jesús ante Poncio Pilato, en la Plaza de la Iglesia, y la crucifixión y muerte de Jesús, que tuvo lugar a media noche a las afueras del municipio. Más allá del recorrido y de los pasos procesionales, cabe destacar la actuación de los soldados romanos. Estos escoltaron a Jesús durante toda la representación, marcando el paso al ritmo de los bombos, tambores y trompetas.
Un legado histórico
Esta procesión tiene una historia documentada de unos tres siglos. En 1999 fue declarada Fiesta Tradicional de Interés Nacional por el departamento de la cultura de la Generalitat de Cataluña. Además, ha recibido la condecoración de la Creu de Sant Jordi, un galardón para “distinguir las personas naturales o jurídicas que, por sus méritos, hayan prestado servicios destacados en Cataluña en la defensa de su identidad o, más generalmente, en el plan cívico y cultural”. Una tradición centenaria que se transmite de padres a hijos y que sigue viva en la actualidad.
