Todos sabemos que debajo de nuestra espalda se aguarda nuestra columna, que viene a ser nuestro sistema informático central por excelencia. Desde que nacemos es lo primero que se forma en el vientre de la madre. Por él corren multitud de nervios que salen a diferentes partes y extremidades de nuestro organismo llegando a conectar vísceras, músculos, tendones, entre otros.
Por eso nuestro ser se encuentra sistemáticamente conectado y el dolor emocional se refleja directamente en la espalda.
Otros tipos de dolores físicos también manifiestan nuestras emociones:
- La angustia y la ansiedad nos dan un dolor de pecho intenso justo debajo de nuestro estómago.
- Estar preocupado o no poder expresar un sentimiento nos provoca un fuerte dolor de garganta.
El Guardián de nuestro cuerpo, llamado síntomas, nos alerta. Y entonces debemos tomar cartas en el asunto.