“Elemental, mi querido lector”

Caminar por el Paseo de Sant Joan de Barcelona tendría que ser, para todo buen barcelonés y turista, un plan “Elemental, mi querido lector”. Pero para ver más allá del impresionante Arco de Triunfo y de la peculiar Plaza Tetuán, uno debe sacar su lado más Sherlock y no dejar que rincones históricos repletos de cultura pasen desapercibidos.

Y para ponerlo a prueba está la Biblioteca Pública Arús. Se trata de la más centenaria de Barcelona, pues cumple 126 años este 24 de marzo. Sin embargo, David Domènech, bibliotecario desde hace más de 20 años, matiza: “Que sea la más antigua de Barcelona es una leyenda urbana. Fue la primera en tener una política bibliotecaria pública ‘moderna’ y que ha sobrevivido hasta nuestros días. Eso sí.”

Por “moderna” se refiere a que inicialmente fue creada para contribuir al conocimiento de las clases populares. Pero con el paso de los años se ha convertido en una biblioteca pública de investigación especializada en movimientos sociales contemporáneos, concretamente. Principalmente, del movimiento obrero (socialismo, anarquismo, cooperativismo) y la masonería del siglo XIX y primer tercio del siglo XX.

Primeros pasos

El nombre “Arús” viene dado por el masón catalán Rossend Arús i Arderiu. Quien vivió y murió en lo que ahora es la biblioteca, antes de que fuera remodelada por los arquitectos Bessaguda. “Por voluntad testamentaria, Arús pidió que convirtieran su casa en una biblioteca de acceso público general dirigida a las clases populares”, declara Domènech para Aula News.

El político Valentí Almirall junto con Antoni Farnés, amigo de Rossend Arús, fueron dos relevantes personalidades en la fundación de esta biblioteca concertada subvencionada por el Ayuntamiento de y la Diputación de Barcelona. Nombrados organizador y administrador-tesorero de la Biblioteca Pública Arús, respectivamente, hicieron posible que tal establecimiento pueda admirarse a día de hoy.

Desde su fundación, la biblioteca ha sido testigo de varios hitos históricos. De entre ellos, el franquismo. Tras 28 años cerrada, consiguió no ser quemada y preservar su importante documentación, en sus inicios de 24.000 volúmenes, pero que ha llegado a la elevada cifra de 80.000. También se ha visto obligada a adaptarse a las nuevas tecnologías, pues recientemente han inaugurado una nueva página web, donde se encuentran una parte considerable de fuentes digitalizadas.

Colección importante

Y precisamente, la última incorporación a la Biblioteca Arús ha sido la importante colección del universo de Sherlock Holmes donada por Joan Proubasta en 2011, el mayor coleccionista español del detective inglés. El bibliotecario profundiza en que dentro del universo se encuentran todos los detectives posteriores animados por Conan Doyle, —autor de las obras—, incluyendo sus antagonistas y fuentes de inspiración tales como matemáticos, filósofos o psicólogos.

Además de constar de una parte bibliográfica considerable (libros, revistas, cómics, opúsculos, carteles y películas), también dispone de material museístico como piezas de ropa e indumentaria relacionada con el mundo de Sherlock Holmes. Por lo que se podría decir que el archivo tiene una sala transformada en biblioteca-museo.

Estatua simbólica

Un elemento que caracteriza la Biblioteca Pública Arús desde el primer día es la Estatua de la Libertad que se encuentra en la entrada. Se trata, ni más ni menos, de una reducción a escala de la original de Estados Unidos. Representa el mensaje con el que se identificaba la generación de los progresistas de la época de su fundación: el conocimiento es el único camino posible hacia la libertad.

Domènech explica que particularmente Almirall, entre otras cosas, admiraba las libertades del país al otro lado del Atlántico, su sistema educativo y distribución política federalista. Por todo ello, supone el rasgo más característico de la biblioteca desde un punto de vista simbólico. Y aunque la estatua ha llegado a ser desprestigiada, es una alegoría a la libertad.

Aunque acuden pocos usuarios, Domènech destaca la labor de los investigadores, con los que congenia enormemente. “Son gente muy humilde que realmente me involucran en su trabajo: me cuentan cómo empezó y cómo acabará. Para ellos los bibliotecarios somos su mano derecha en la búsqueda”, confiesa. Es el público que más recibe la Biblioteca Pública Arús, aunque escasos, teniendo en cuenta que hoy en día los movimientos obreros y masonería interesan a una pequeña parte de la sociedad. “Esa pasión e ilusión es lo más bonito que me ha pasado durante todos estos años”, expresa emocionado. Y es que, como dice Sherlock: “No hay nada como pruebas de primera mano.“