Jan Van Oostenryck“Buena trama”, “grandes actuaciones”, “espectáculo visual” y “adrenalina”, estos son los cuatro conceptos en los que Michael B. Jordan se ha basado para dirigir ‘Creed III’, la tercera película de la saga, estrenada el pasado 3 de marzo. Se trata de su primer largometraje como director.
El actor y ahora director sigue la estela de la saga, pero esta vez con la difícil papeleta de no contar con su creador, el que dio los primeros pasos y puso la primera piedra en la que es ahora una de las franquicias más famosas y consolidadas de Hollywood: Rocky Balboa, interpretado por Sylvester Stallone.
En un primer momento podría parecer que es un sinsentido hacer la película con este hándicap, pues es como hacer un filme de Batman sin el hombre murciélago. Pero no es el caso, Jordan consigue que la transición de Rocky Balboa a Adonis Creed, que ya empezó en películas anteriores, se haya culminado en ésta de forma natural.
El paso del manto no se siente forzado ni precipitado, pues deja entrever que se trata de una hoja de ruta que se llevaba planeando desde hace tiempo.
Una trama que no sorprende a nadie pero que siempre funciona
El arco argumental de ‘Creed III’ es muy similar al de películas anteriores, pues nada parece nuevo, lo que no evita que resulte interesante la enésima historia de un luchador enfrentado a su pasado. En este caso, Adonis se encuentra obligado a subirse al ring tras su retiro porque nadie en su gimnasio, ni siquiera su campeón, pueden hacer frente a un fantasma de su juventud que ha vuelto para torturarlo.
En cuanto al guión de Zach Bayilin y Keenan Coogler, si hubiese sido algo más valiente a la hora de asumir todos y cada uno de los lugares comunes de las epopeyas deportivas de redención con fondo social, el debut de Jordan, además de una entretenida película de boxeo, hubiese sido memorable. Sin embargo, esta mera objeción no lastra a la película, simplemente le habría dado un salto de calidad para pasar de ser una gran película, a una de las que dejan huella.
Jonathan Majors demuestra porque es uno de los actores más solicitados de Hollywood
El actor Jonathan Majors es por un amplio margen lo mejor de la película. Le da a su personaje un aura de impredecibilidad increíble que hace que todas sus escenas sean tensas. Es uno de los mejores actores de la actualidad y está en su mejor momento. Solamente con esta aparición se convirtió en uno de los mejores antagonistas en la franquicia de Rocky/Creed.
Las espectaculares peleas basadas en el género de anime requieren ser vistas en la gran pantalla
En los meses previos al estreno, durante su tour de prensa, Michael B. Jordan y Jonathan Majors comentaron que la película tendría mucha influencia del género japonés de anime y eso se notó mucho en las peleas de boxeo. Contiene muchas referencias de las peleas más icónicas de Naruto o Dragon Ball.
También se incluyeron planos cerrados a los boxeadores en los que se utiliza la cámara lenta para hacer hincapié en cómo salta el sudor cuando reciben el impacto de un puñetazo, algo que ayuda mucho a que las peleas se sientan más realistas y diferentes a las anteriores.
Conclusión
‘Creed III’ es una gran película, con una duración correcta, que ni aburre ni hace que el espectador se siente y se vaya rápidamente de la sala de cine. De hecho, es de aquellos filmes que requieren su visionado en la gran pantalla por el increíble trabajo de dirección y fotografía del equipo en las escenas de boxeo en el ring. También cuenta con una correcta banda sonora y un gran elenco, en el que participan actores como los mencionados Michael B. Jordan, Jonathan Majors y Tessa Thompson, entre otros.
Pero sobre todo, lo más destacable del filme es que se trata de una película que, a diferencia de lo que muchos podrían pensar, convierte la no aparición de Rocky en una fortaleza en lugar de una debilidad. ‘Creed III’ puede entenderse como el inicio de una nueva saga que promete mucho y que no dejará a nadie indiferente.
