Columna

Coachella pierde su espíritu

La superficialidad se ha apoderado del festival californiano más aclamado por los amantes de la música

Plano general de Empire Polo Club de pueblo Indio (California)
Coachella el festival que tiene lugar en el Empire Polo Club en Indio, California, Estados Unidos. Fuente: Instagram
María Castillo Aponte María Castillo Aponte

Coachella nació a finales de los años 90 como un festival de música alternativa innovador y fresco. Sin embargo, en los últimos años, este evento se ha convertido en algo muy diferente a su esencia original. Lo que alguna vez fue un escaparate de la música alternativa se ha transformado en una pasarela para los ricos y famosos, donde los conciertos parecen ser solo una excusa para exhibirse. Las críticas crecen a medida que Coachella va perdiendo su espíritu original, reemplazándolo a géneros musicales más comerciales y una atmósfera muy superficial.

El coste de la exclusividad

Una de las mayores críticas a Coachella es su inaccesibilidad económica. Los precios de las entradas y todos los gastos, como la estancia y comida, son desorbitados. Este año, por ejemplo, el festival introdujo un concepto gastronómico que ofrece una comida familiar de cuatro platos con precios que van desde 275 euros el día hasta 375 el servicio. Para muchos, el festival se ha convertido en un evento solo para aquellos dispuestos a gastar una barbaridad de dinero.

Mucas personas disfrutando en un de los concierto de Coachella

El postureo gana a la música

El festival es ahora más conocido por sus desfiles de outfits y su constante exhibición para las redes sociales que por la calidad de la música. Las personas parecen más interesadas en capturar la foto perfecta para Instagram con el fin de aparentar que en disfrutar de los conciertos. Los escenarios más concurridos están llenos de personas pegadas a sus teléfonos, más preocupadas por grabar videos que por prestar atención a los artistas.

La experiencia en Coachella puede ser atosigante. Las largas esperas para estacionar, que pueden durar horas. Una vez dentro, las caminatas interminables entre escenarios, bares y otras áreas del festival. Los caminos para llegar a los escenarios se suelen llenar de basura y son caóticos, dificultando la movilidad de la gente. Por no hablar del clima extremo del desierto; desde las tormentas de arena que entorpecen la visibilidad hasta las corrientes de aire que afectan las actuaciones de los artistas.

Coachella pierde su esencia

Coachella ha cambiado drásticamente  De ser un festival dedicado a la música alternativa y el arte vanguardista, se ha convertido en un evento que gira en torno a la moda, la fama y el postureo constante. Aunque los organizadores continúan trayendo a artistas de renombre mundial como Lana Del Rey, Billie Eilish o Rosalía, el festival ha perdido parte de su esencia original.

La creciente influencia de las marcas patrocinadoras y el interés mediático por las celebridades que asisten. Esta atención superficial se suma a los problemas logísticos y económicos, haciendo que para muchas de las personas que asisten a la experiencia sea menos satisfactoria. Los altos precios de las entradas y de los servicios dentro del festival hacen que no todo el mundo pueda disfrutar de la música como le gustaría. Coachella se ha convertido en un evento sobrevalorado que privilegia la apariencia y el estatus sobre el verdadero disfrute de la música y el arte.

 

María Castillo Aponte

Estudio el doble grado de periodismo y publicidad. Me encanta el mundo de la comunicación, pero sobre todo escribir. Me gustaría en un futuro crear historias y noticias que lleguen a los lectores.