La temporada de calçots está en pleno auge, lo que muchas personas conocen como cebolla tierna es uno de los productos más codiciados en Catalunya. Durante los meses de enero a abril miles de personas pueden disfrutar de este manjar. La Indicación Geográfica Protegida (IGP) de Valls espera que se superen los 18 millones de calçots que se consumieron años atrás.
Sus orígenes se remontan a finales del siglo XIX en la zona de Valls, Tarragona. Según los historiadores un agricultor llamado Chat de Benaiges, el cual optó por cambiar su almuerzo habitual, decidió asar unas cebollas alargadas de manera excesiva sobre una llama viva. Al notar que la capa exterior estaba quemada, extrajo dicha capa en vez de tirarla y descubrió un interior tierno, dulce y lleno de sabor.
El auge de los calçots
Los calçots, no son únicamente una comida, sino que una tradición que reúne a familiares y amigos alrededor de la brasa, convirtiéndose en un evento social muy atractivo. Sin embargo, durante varios años esta costumbre se vio afectada por las fuertes sequías, que impactaron significativamente el cultivo de estas cebollas.
En un mundo donde lo artesanal y lo auténtico son cada vez más valorados, los calçots representan un regreso a las raíces culinarias. Los consumidores buscan experiencias gastronómicas que combinen sabor, tradición y convivencia, y las calçotadas encajan perfectamente en esta tendencia.
Restaurantes de toda España han comenzado a incluir calçots en sus menús de temporada, y eventos gastronómicos dedicados a esta cebolla tierna se multiplican año tras año. Incluso en otros países europeos y en algunos puntos de América, los calçots están despertando interés entre los amantes de la gastronomía