La Fundació Joan Miró de Barcelona cumple medio siglo en 2025 y lo celebra con un programa repleto de actividades que se extenderán a lo largo de todo el año. Concebida por el propio artista como un espacio vivo y abierto al público, la institución afronta este 50 aniversario con el objetivo de atraer a nuevos públicos y reforzar su influencia en el mundo del arte contemporáneo. Marga Sala, gerente de la fundación, conoce bien cuáles son los desafíos, las ambiciones y los detalles de un año clave para este referente cultural barcelonés, que aspira a consolidarse como un epicentro artístico de proyección global.
P: ¿Cómo han planteado la celebración de las cinco décadas de historia de la institución?
R: Desde el principio tuvimos claro que queríamos celebrar 50 años con la mirada en el futuro. Al fin y al cabo, Joan Miró no concibió la fundación como un armario de cuadros, sino como un espacio dinámico, accesible y en constante evolución. Con ese espíritu, el aniversario no es solo una revisión de nuestra historia, sino un impulso hacia el futuro. Bajo el lema “Para la gente del mañana”, la fundación ha preparado un programa con multitud de exposiciones, colaboraciones y actividades para que la gente venga, valore la obra de Miró y quiera compartir el espacio con nosotros.
P: ¿Cuáles son los eventos estrella del aniversario de la Fundació Joan Miró?
R: Uno de los grandes hitos será la exposición “Miró y Estados Unidos“, que pondrá en valor la relación de Miró con la escena artística americana y su influencia en artistas contemporáneos, con especial foco en mujeres artistas como Louise Bourgeois o Helen Frankenthaler. Otra de las grandes apuestas de este aniversario es la exposición de Miró en el Tokio Metropolitan Art Museum, que coincidirá con la Exposición Universal de Osaka, donde Cataluña tendrá un stand propio. A nivel local, abriremos el Jardí dels Xiprers, un espacio histórico dentro de la fundación que queremos rehabilitar y hacer accesible a todos, independientemente de su condición física o sensorial.

P: ¿Cuántas personas esperan recibir este año?
R: Hemos sido bastante ambiciosos. En 2024 cerramos con 362.000 visitantes, y el objetivo para este año es llegar a los 400.000. Actualmente, el 70% de nuestro público es internacional, pero queremos reforzar la conexión con Barcelona. La fundación es parte de la ciudad y nos gustaría que la gente la redescubriera, que volvieran a subir a Montjuïc, valoren la obra de Miró y se sientan parte de la fundación. Para lograrlo, hemos diseñado una estrategia de comunicación muy potente, con presencia en medios, campañas internacionales, jornadas de puertas abiertas y colaboraciones con instituciones como el Liceu o el Palau de la Música Catalana, que buscan atraer a públicos más diversos.
P: La fundación quiere acercarse a nuevos públicos, especialmente los jóvenes. ¿Cómo lo están haciendo?
R: El arte es difícil. Y el contemporáneo, más. Sabemos que para una persona joven ir a un museo puede parecer aburrido. Por eso, tenemos que cambiar la manera en la que contamos nuestro relato. Para ello, hemos reforzado nuestra estrategia digital y nuestra presencia en redes sociales. Después de todo, las redes son la clave para llegar a la gente joven.
P: ¿Han preparado alguna iniciativa en concreto?
R: Sí, hemos lanzado iniciativas específicas para jóvenes, como el festival de cine “U22”, organizado por equipos de jóvenes menores de 22 años. Un espacio que con los años se ha convertido también en un polo de encuentro y debate entre profesionales de diferentes entornos cinematográficos. También hemos impulsado conciertos en primavera y colaboraciones con festivales como el de Peralada o el Sónar. Son maneras de abrir la fundación a nuevos públicos y de demostrar que este es un espacio vivo.
“El 70% de nuestro público es internacional, pero queremos reforzar la conexión con Barcelona.”
P: La Fundació Miró se vio gravemente afectada por la crisis que provocó el Covid-19 en 2020. ¿Se puede decir que cinco años después la institución está económicamente a salvo?
R: Sí, aunque la pandemia fue un golpe muy duro para la fundación, estamos a salvo. Como fundación privada, con aportaciones públicas limitadas, nuestra sostenibilidad depende en gran medida de la venta de entradas y el alquiler de espacios, por lo que el cierre tuvo un impacto financiero enorme. Afortunadamente, en 2024 conseguimos equilibrar nuestras cuentas, pero el reto sigue siendo consolidar nuestra estabilidad a largo plazo. Dependemos mucho del ticketing, el mecenazgo y la filantropía, aunque en España esta última sigue siendo complicada porque no hay una cultura de donación artística tan arraigada como en otros países. Para fortalecer nuestra financiación, hemos solicitado que el 50 aniversario sea declarado “Acontecimiento de Especial Interés Público”, lo que nos permitiría ofrecer mayores incentivos fiscales a las empresas privadas que quieran colaborar.

P: De acuerdo con la voluntad de Joan Miró, la fundación debía fomentar el conocimiento del arte contemporáneo. ¿Cómo están cumpliendo con esa misión?
R: Miró no quería una fundación que fuera solo un museo de su obra. Su idea era crear un espacio para impulsar el arte contemporáneo, de ahí que la Fundació Miró tenga como apellido Centre d’Estudis d’Art Contemporani (CEAC). En este sentido, la institución mantiene programas como “Espai 13”, que da visibilidad a artistas emergentes, y el “Premio Joan Miró“, que reconoce a creadores con una trayectoria internacional prometedora. Otro punto clave en este compromiso es la programación pública y social. A través de talleres, proyectos con escuelas de alta complejidad y colaboraciones con colectivos en riesgo de exclusión, buscamos que el arte contemporáneo llegue a públicos diversos y genere nuevas formas de interacción. Asimismo, colaboramos con universidades y centros de investigación, como la Cátedra Miró de la Universitat Pompeu Fabra.
P: ¿Cómo se refleja en Barcelona el fuerte compromiso que tuvo Miró en la ciudad?
R: La fundación en sí misma ya es un regalo del artista a la ciudad, pero su vínculo con Barcelona va mucho más allá. Miró quiso que su obra estuviera presente en los tres accesos principales a la ciudad: aire, mar y tierra. Para quienes llegan en avión, dejó el gran mural en la Terminal 2 del aeropuerto. A los viajeros que llegan por mar, los recibe el mosaico del Pla de l’Os, en plena Rambla. Y para quienes llegan por tierra, está “La Dona i L’Ocell“, la escultura de 30 metros que se alza en el Parque de Joan Miró. Estas obras reflejan su voluntad de acercar el arte a todos y de hacer que Barcelona respirara su universo artístico.
P: ¿Por qué la Fundació Miró después de 50 años sigue siendo un lugar imprescindible en Barcelona?
R: Por ser un lugar único. No solo por la colección de Miró, sino por el diálogo que creamos entre arte, arquitectura y naturaleza. Estamos en constante renovación. No queremos que siempre estén las mismas obras colgadas, sino que cada relectura de la colección tenga un relato nuevo. Queremos que venir a la fundación sea siempre una experiencia distinta. Porque tal y como quería Miró, es un espacio para descubrir, aprender e inspirarse.
A continuación, Marga Sala, gerente de la Fundació Joan Miró, muestra su lado más humano y personal en este episodio: