Serial

El caso Alcàsser: ecos de un crimen que marcó a España

Casi 33 años después, el dolor, las preguntas y las teorías siguen vivas sobre el asesinato de las tres niñas

Caso Alcàsser
Recorte del País sobre el Caso Alcàsser. Fuente: Hemeroteca El País
Júlia Francino Linares Júlia Francino Linares

A más de tres décadas, el dolor, las preguntas y las teorías siguen vivas sobre el triple asesinato de PicassentEl 13 de noviembre de 1992, Miriam García, Toñi Gómez y Desirée Hernández, tres adolescentes de entre 14 y 15 años, salieron de sus casas en Alcàsser, un pequeño y tranquilo pueblo de la provincia de Valencia, con la ilusión de asistir a una fiesta en la discoteca Coolor, en la vecina localidad de Picassent. Como no había transporte directo, hicieron autostop, un gesto habitual entre jóvenes de la zona en aquella época. Pero esa noche no regresaron. Lo que comenzó como una escapada inocente y típica de su edad terminó convirtiéndose en uno de los crímenes más atroces, dolorosos y mediáticos de la historia reciente de España.

Durante semanas, familiares, vecinos y voluntarios las buscaron sin descanso. La cobertura mediática comenzó casi de inmediato, y con el paso de los días se intensificó. La desaparición de las niñas generó una ola de solidaridad en todo el país, al mismo tiempo que el miedo comenzaba a calar en la población. La tragedia tomó un giro espeluznante el 27 de enero de 1993, cuando unos apicultores encontraron sus cuerpos semienterrados en una fosa en un paraje rural conocido como La Romana, a varios kilómetros de distancia.

Las imágenes del lugar del hallazgo, la crudeza de los detalles filtrados y las descripciones de las torturas a las que habrían sido sometidas las menores conmocionaron a toda España. Las autopsias revelaron un sufrimiento inenarrable. La brutalidad del crimen no solo destruyó tres vidas inocentes, sino que marcó para siempre la conciencia colectiva del país.

Ricart y Anglés: ¿los únicos culpables?

La investigación condujo rápidamente a dos sospechosos: Miguel Ricart y Antonio Anglés. Según la versión oficial, ambos secuestraron, violaron, torturaron y asesinaron a las niñas. Ricart fue capturado y condenado a 170 años de prisión en 1997 tras un juicio muy mediático. Anglés, por su parte, logró escapar y desde entonces está en paradero desconocido. Se cree que huyó de España por mar, posiblemente rumbo a América del Sur, aunque ninguna de las pistas ha sido concluyente. Su fuga lo convirtió en uno de los fugitivos más buscados de Europa.

Pero las dudas comenzaron a aflorar casi desde el principio. La rapidez con la que se cerró el círculo de sospechosos, las supuestas incoherencias en los testimonios, pruebas forenses que no cuadraban y contradicciones en los informes policiales alimentaron una creciente sospecha: ¿y si Ricart no era el verdadero culpable? ¿Y si Anglés no actuó solo? Algunos incluso llegaron a plantear teorías sobre encubrimientos, redes de trata de personas y participación de individuos poderosos que habrían quedado impunes.

El juicio paralelo en los medios

El caso Alcàsser marcó un antes y un después no solo en la historia criminal de España, sino también en la forma en que los medios de comunicación trataban este tipo de sucesos. El programa “De tú a tú”, conducido por Nieves Herrero en Antena 3, entró en directo a casa de la familia de Miriam apenas unas horas después del hallazgo de los cuerpos, sin que se hubiera confirmado oficialmente su identidad. Aquella emisión, que mostró el dolor de los padres en tiempo real, fue duramente criticada por su falta de ética y sensibilidad. Para muchos, representó el nacimiento de la “telebasura” en España.

A partir de ese momento, el caso fue cubierto hasta el mínimo detalle por programas de sucesos, tertulias y noticieros. Las imágenes de las niñas, los lugares del crimen, las declaraciones de testigos y las teorías más descabelladas llenaron horas y horas de televisión. El morbo superó cualquier límite, convirtiendo el sufrimiento de tres familias en un espectáculo nacional. Muchos periodistas y expertos en comunicación comenzaron a debatir entonces sobre la responsabilidad social de los medios, un debate que aún hoy sigue vigente.

Un dolor que no prescribe

Más de treinta años después, el caso Alcàsser sigue generando controversia. Los documentales, libros, podcasts y reportajes que han surgido en los últimos años —como el exitoso documental de Netflix “El caso Alcàsser”— han avivado viejas heridas y han planteado nuevas dudas. Para una nueva generación, que conoció el caso a través de estos formatos, las preguntas siguen siendo las mismas: ¿se hizo justicia? ¿Fue Miguel Ricart un chivo expiatorio? ¿Dónde está Antonio Anglés? ¿Hubo más implicados?

Miguel Ricart salió de prisión en 2013 tras 21 años encerrado, gracias a la derogación de la doctrina Parot. Su salida reavivó la polémica. Muchos consideran que nunca debió quedar en libertad, mientras otros insisten en que fue condenado con base en pruebas débiles o manipuladas.

La sombra de Alcàsser

El caso Alcàsser no es solo una historia de horror y pérdida. Es también un espejo incómodo de una sociedad que descubría de golpe su vulnerabilidad, su hambre de espectáculo y sus carencias institucionales. A día de hoy, sigue siendo un tema de debate en redes sociales, foros y mesas redondas. Se han convertido en símbolo tanto del dolor de las víctimas como de las fallas del sistema judicial y mediático.

Mientras no se conozca la verdad completa, mientras haya cabos sueltos y teorías sin resolver, la sombra de Alcàsser seguirá proyectándose sobre la memoria colectiva de España. Y con ella, el eco de tres nombres que nunca deberían haberse apagado: Miriam, Toñi y Desirée.

Júlia Francino Linares

Soy alumna de tercero del doble grado de Periodismo (con Data Journalism y Social Media) y Ciencias Políticas. Interesada en el estudio de diferentes idiomas, el protocolo y la comunicación política. También disfruto con las redes sociales, la historia, y la escritura.