Hoy en día, el ballet es un arte que toma cada vez más protagonismo. Es una disciplina que permite el desarrollo del cuerpo y la mente en conjunto, pero a su alrededor existen diferentes prejuicios que afectan no solo a este arte en sí, sino también a sus bailarines.
Desde cuidar el sueño, la dieta, la manera de caminar, la manera de pensar y ser perseverantes: Samira López, una joven exbailarina profesional de apenas 23 años, afirma que “la exigencia del ballet es la de todas las facetas del ser humano”. Se refiere al desarrollo mental y físico por el que pasa un bailarín para seguir adelante con esta disciplina.
Ballet para débiles
Durante muchos años, el ballet ha sido tomado en broma para reírse de niños y niñas por ser demasiado “débil”. Y la realidad es que es todo lo contrario. Aunque no lo parezca, una clase de 3 horas de ballet equivalen a una carrera de 30 kilómetros.
La danza clásica requiere de mucha disciplina y entrenamiento. Un bailarín profesional dedica la mayor parte de su día, entre 5 y 10 horas, ensayando y exigiendo perfección en los movimientos, lo que no siempre es bueno.
Según López, existe una gran presión sobre los bailarines “ya que hay mucha cultura a la perfección”. La búsqueda constante de la perfección y el hecho de que es muy criticado un mal movimiento por el público, lleva a los bailarines a una gran presión que si no se controla puede ser muy dañina.
Seguir la dieta
Uno de los aspectos más criticados dentro del mundo del ballet es la dieta de los bailarines. Esto gira alrededor de viejos conceptos de salud y preparación física, que terminan afectando la imagen de bailarines y bailarinas alrededor del mundo. Y tiene que ver con la perfección.
Cuando se inició el ballet, a partir de las danzas de la corte entre los siglos XV y XVI, la necesidad de ser delgada y perfecta no era tan marcada como lo fue durante el siglo XX. No fue hasta inicios del siglo XXI gracias a nuevos conocimientos sobre nutrición y salud mental y física, que bailarines y bailarinas deciden tomar las riendas de sus dietas de manera saludable.
La dieta del bailarín consiste en cuidar no solo la cantidad que se come, sino la calidad de los alimentos que se comen. Así como lo es cuando se practica cualquier deporte. Pero para los bailarines y bailarinas es muy importante mantener una dieta sana porque impulsa la mejora en el desempeño de los movimientos y concentración de este arte.
Niños y niñas
El mayor concepto erróneo según María Antonieta Freites, maestra y fundadora de Allegro Estudio de Ballet en Venezuela, y Ballet y Pilates en Chile, es que el ballet es una danza solo para niñas. Este es un arte que requiere de agilidad física y mental, de versatilidad, entrega y confianza y esto “no difiere entre niños y niñas”.
Actualmente, para la bailarina Victoria Aletta, “los chicos salen ganando económicamente respecto a las bailarinas”. La razón es que los hombres son menos. Sin embargo, poco a poco, el estereotipo de que el ballet es solo para mujeres va desapareciendo.
El ballet no tiene beneficios
Dicha danza clásica suele ser conocida por su dura exigencia y sufrimiento. Por una parte, es cierto que hay algunos efectos que implican dolor, pero lo que pocos conocen son los muchos beneficios que hay detrás de la práctica del ballet clásico.
Bailar ballet favorece a la eliminación de grasas y estimula la circulación sanguínea y el sistema respiratorio. Para los que padecen dolor de espalda, ayuda a corregir malas posturas. Esta danza ayuda a ganar elasticidad, coordinación, agilidad y equilibrio.
Esta práctica, además no sólo cuenta con beneficios físicos, permite también a niños y niñas desarrollar cualidades personales como la disciplina, el respeto hacia el propio cuerpo, la responsabilidad, hábitos alimenticios saludables, la autodeterminación, la perseverancia y la resiliencia.