La cultura calcula pérdidas del 36,5% de los ingresos

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Montse Castejón Mora Montse Castejón Mora

Desde su nacimiento, la Fundación Contemporánea de La Fábrica desarrolla cada año el Observatorio de la Cultura. La consulta no se trata de un estudio demográfico, sino que esta va dirigida a un panel de profesionales del sector. Actualmente, está integrado por 1.500 expertos, entre ellos Mariano Barroso, presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, Jesús Cimarro, director de Pentación Espectáculos y del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, y Miguel Falomir, director del Museo del Prado, entre otros.

La crisis sanitaria está impactando dramáticamente en la cultura. La fundación rápidamente se dio cuenta de las consecuencias que podría tener en el sector y, por este motivo, impulsaron de manera urgente un estudio extraordinario para comprobar su salud. Lo que normalmente les lleva 2 meses de tiempo para desarrollarlo, tuvieron que hacerlo en tan solo 4 días.

Alberto Fesser, presidente de la Fundación Contemporánea, asegura que el objetivo de este Observatorio de la Cultura urgente es “conocer cómo les está impactando o piensan que les va a impactar a los profesionales del sector y también para oír su voz, qué demandas tienen y qué ayudas necesitarían para salir adelante en el futuro”.

Pérdidas de ingresos

Los efectos del coronavirus en la cultura son evidentes. De hecho, Fesser asegura que “el sector aún no se ha recuperado de la anterior crisis y ahora estamos metidos en otra”. Las cifras hablan por si solas: el 23% de los consultados reconoce haber tenido que suspender completamente sus actividades y, en promedio, el sector prevé perder el 36,5% de sus ingresos en este 2020.

El factor que más se repitió entre los profesionales fue la incertidumbre respecto a plazos y condiciones de la desescalada o nueva normalidad. “Quien tenga un festival de teatro, por ejemplo, ha podido posponerlo en vez de cancelarlo, pero para poder posponer se necesita una certidumbre porque estos proyectos tienen un plazo de maduración larguísimo”, explica el presidente de la fundación. En consecuencia, “la incertidumbre ha matado la oportunidad de posponer, y lo ha convertido en cancelaciones”, señala.

En el sector privado, el 44% de las empresas vinculadas a los profesionales preguntados ha presentado un ERTE o adoptado alguna medida de ajuste de personal. Mientras que en las organizaciones de titularidad pública tan solo ha sido el 11%.

Cese definitivo

El 65% del total de las actividades culturales se han visto obligadas a cancelar su realización. Algunos han decido cerrar definitivamente y otros están a la espera de que se puedan reanudar las exposiciones, conciertos, rodajes, etcétera.

El 78% de los encuestados admite que no cree que se puedan reanudar las actividades antes del tercer trimestre de este año. Por este motivo, reclaman a las administraciones públicas “medidas urgentes” para poder sobrevivir y así no asumir un cese definitivo.

Para Fesser, el sector público tiene una ventaja respecto al privado: “Si depende de un presupuesto público, se lo pueden recortar algo, pero no se va a desmoronar. Está muy bien que ayudemos a la administración privada a apoyar a la cultura, pero la cultura también es responsabilidad de la Administración pública, y no se puede hacer dejación de esa responsabilidad“.

En el sector privado, el 27% ve un riesgo elevado de cerrar definitivamente y en el sector público el 79% dicen que el riesgo es bajo o mínimo. Pero aquí no fueron preguntados los que están más en riesgo, esa pequeña productora o asociación que no tienen capacidad de aguante, ahorros o solvencia, por lo que probablemente tengan que bajar la persiana.

“Si les dicen para abrir, tendrán que reducir el aforo un 30%, pero el alquiler y los impuestos se deben pagar igual. De ahí que la única alternativa sea el cese definitivo. Muchas actividades cerrarán, y será una pena. La riqueza cultural la da la superposición de un tejido donde hay instituciones, organizaciones y eventos muy grandes y sólidos, combinado con muchas cosas muy pequeñitas, alternativas más arriesgadas, más de vanguardia”, lamenta Fesser.

Adaptación digital

Las organizaciones culturales debido a la complicada situación, han querido mantener el contacto con el público de manera digital. Por ejemplo, con visitas virtuales a museos, estrenos de películas, convocatorias de teatro o poesía, o cursos de fotografía, entre otras actividades.

La digitalización es el último apartado que se aborda en el Observatorio de la Cultura. Y, pese a la difícil monetización, el 88% del sector apuesta a futuro por la oferta cultural digital. “Cuando le preguntamos al sector, la gran mayoría dijo que estaban interesados por esta experiencia online, pero en muchos casos, tan sólo se ve como un complemento enriquecedor de la experiencia física”, admite el presidente de la fundación.

Otro factor que destacan es que todas las actividades que se han hecho telemáticamente han sido gratis. “Sabemos por experiencia que al público le cuesta muchísimo pagar por algo que está obteniendo gratis”, explica Fesser. Y añade que “en los últimos años se había detectado un descenso muy bien visto para el sector de la piratería digital, pero parece que con la pandemia ha rebrotado”.

Montse Castejón Mora

Soy estudiante de Periodismo en la Universidad Abat Oliba CEU. Tengo experiencia en periodismo radiofónico, aunque estoy abierta a todo tipo de medio. Me gusta aprender cosas nuevas cada día. En un futuro me gustaría especializarme en el ámbito cultural, más concretamente en música y cine, puesto que son mis grandes pasiones.