Carlota Ros ReyUber lo vuelve a intentar. La multinacional desembarcó en Barcelona el pasado 16 de marzo. Esta vez, apostando por una campaña de “reconciliación” con el sector taxi. La empresa deja atrás el modelo de servicio de coches de alquiler con conductor VTC y se centra en ser una aplicación intermediaria para el servicio de taxi. Además, según ha informado la empresa en un comunicado, Uber ofrecerá los servicios de la compañía Social Car, especializada en el alquiler de coches particulares. También incorporará información sobre el transporte público en el área metropolitana.
Recordemos que es el tercer intento de la compañía en retomar su actividad en la ciudad condal desde su llegada a España en 2014. La primera vez fue en diciembre de ese mismo año. La segunda, fue el pasado 1 de febrero tras las intensas protestas del sector taxi que llevó a la decisión del Govern de frenar la expansión del servicio con una normativa que restringe los servicios de los coches VTC y que Uber empezó a utilizar.
Reinventarse o morir
La tecnología, hoy en día, se multiplica a pasos agigantados a partir de innumerables ofertas de ‘apps‘. En este sentido, resulta vital para los sectores anticiparse a los cambios para poder adaptarse y prosperar. Lo contrario, condena a estos sectores al fracaso. Cabe preguntarse si esta realidad es la que se esta sucediendo en el sector del taxi.
Desde su inicio, Uber apostó por revolucionar la movilidad urbana atendiendo a las necesidades tecnológicas de hoy en día; conseguir un medio de transporte pulsando un botón. Seis días después de su vuelta a Barcelona, la presión taxi contra Uber ataca más fuerte que nunca. El jueves, 18 de marzo, se llevó a cabo una marcha lenta de 600 taxistas, según cifras de la guardia urbana. Estos, se bajaron del coche frente a la sede de Foment del Treball y lanzaron billetes falsos de papel con el rostro del presidente de la patronal, Josep Sánchez Llibre.
Con vistas al futuro, ¿son efectivas estas manifestaciones? No, es verdad que a corto plazo consiguen lo que buscan como ya lo han hecho en las dos ocasiones anteriores. Pero no se puede negar que el modelo de taxi actual está herido de muerte. La importancia de escuchar a los consumidores es esencial para poder reinventarse, y esta claro que este gremio no es consciente de ello.
Rechazo masivo
La multinacional, sostiene que desde el pasado martes ha recibido más de 10.000 peticiones de viajes en la ciudad, pero que muchos conductores tienen “miedo a salir a trabajar”. Con ello, El Sindicato de Taxistas ha tachado de “traidores” a aquellos que han decidido trabajar con la empresa. Además, ha instado a denunciarlos para “que todo el mundo los conozca”. Una actitud amenazante y contraproducente para ellos mismo. La oportunidad brindada por Uber ha sentado como un balazo a este sector, que en vez de verlo como una opción de renovación se lo ha tomado como un ataque hacia su existencia retrógrada.
