Buque oceanográfico

La UAO CEU se adentra en el corazón del ‘Hespérides’

Alumnos y profesores de la universidad catalana visitan en Barcelona el único barco de investigación científica de la Armada Española

El 'Hespérides', un buque de la armada que lleva 30 años realizando proyectos oceanográficos.
El Buque de Investigación Oceanográfica ‘Hespérides’ atracado en el puerto de Barcelona/ Marta Jorge
Marta Jorge Marta Jorge

El Buque de Investigación Oceanográfica ‘Hespérides’ atracó el viernes 10 de junio en el puerto de Barcelona, una de sus últimas paradas antes de regresar a su base en el arsenal de Cartagena (Murcia). Miembros de la comunidad universitaria de la Universitat Abat Oliba CEU pudieron conocer ese mismo día los entresijos del único barco de investigación oceanográfica con el que cuenta la Armada Española en la actualidad. El buque partió desde Cartagena el pasado diciembre rumbo a su XXVI campaña antártica, que finalizó en febrero de 2022. Según ha contado a AULA NEWS Óscar Vega, teniente de navío y jefe de máquinas de la embarcación, “habitualmente la campaña antártica del ‘Hespérides’ suele durar unos tres meses, aunque este año un proyecto se anuló y ha sido algo más corta”.

A bordo del ‘Hespérides’

El buque español ‘Hespérides’ no es un barco cualquiera. A diferencia de otros navíos de la Armada, este pone el foco en la ciencia. De hecho, puede realizar investigaciones científicas multidisciplinares en todos los mares y océanos del planeta, aunque si por algo es conocido es por sus misiones antárticas. Su predecesor es el ‘Las Palmas A-52’, el primero en realizar investigaciones científicas que pasó a ser buque auxiliar tras quedar obsoleto y ser relevado. La botadura del ‘Hespérides’ se produjo en 1990, aunque fue entregado a la Armada un año después pasando a formar parte de su listado oficial de buques.

Esquema de la base del 'Hespérides'.

Campañas realizadas por el ‘Hespérides’:

🔸26 campañas antárticas

🔸1 campaña ártica (2007)

🔸1 vuelta al mundo (‘Expedición Malaspina’, 2010)

En cuanto a su capacidad de ‘ciencia a bordo‘, dispone de 13 laboratorios —uno de ellos radioactivo— y 2 grúas que permiten tanto desembarcar material para las bases como el movimiento de material científico.

Vega detalla la cantidad de toneladas que el barco llega a transportar: “En la campaña antártica de este año se han movido 30 t de material de equipos, 15 t de material científico y hemos traído a España 500 t de muestras”. Solo una parte de las muestras obtenidas son analizadas directamente en el barco, ya que el resto se congelan en cámaras frigoríficas para, una vez en España, ser analizadas en distintas universidades.

Actividad del buque

Los proyectos científicos que se llevan a cabo en el buque son diversos y requieren una toma de muestras muy precisa para su posterior estudio. Según el teniente de navío, “se suelen realizar dos o tres proyectos grandes a la vez, pero este año solo se llevó a cabo uno debido a la COVID-19”.  Además, aclara algunas cuestiones relativas a la organización de este tipo de proyectos: “La financiación que recibe el buque procede del Ministerio de Defensa y del Ministerio de Ciencia e Innovación. Los proyectos los gestionan el Comité Polar Español (CPE) y el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en colaboración con distintas universidades”.  Este es un punto importante en la hoja de ruta a seguir por la dotación militar, ya que para él “nosotros somos un elemento clave para planificar las navegaciones en función de los proyectos que han decidido esas instituciones”.

Dentro de las campañas científicas en la Antártida, el ‘Hespérides’ también se encarga del apoyo logístico a las dotaciones de las dos bases de las islas Shetland del Sur en esa zona: la base ‘Juan Carlos I’, ubicada en la isla Livingston y dirigida por el Ministerio de Ciencia, y la base ‘Gabriel de Castilla’ situada en la isla Decepción y dirigida en su totalidad por el Ejército de Tierra. “El barco nos permite mover a personal del Ejército de Tierra entre las bases y realizamos distintas actividades logísticas con ellos”, comenta el teniente de navío.

El 'Hespérides' hace tareas logísticas en las dos bases españolas de las Islas Shetland del Sur.
Islas Shetland del Sur en las que se encuentran las dos bases antárticas españolas a las que el ‘Hespérides’ da apoyo logístico durante las campañas/ Modificado de Wikipedia

A la hora de organizar las campañas, tanto el CPE como el CSIC tienen en cuenta que un mes al año el buque debe quedar a disposición del Instituto Hidrográfico de la Marina dependiente del Ministerio de Defensa. Su principal labor en este caso es recoger información para realizar la cartografía del fondo del mar: “Disponemos de distintos tipos de ecosondas, un perfilador de subsuelos para los sedimentos marinos y otro de corrientes. Con estos instrumentos obtenemos datos de batimetría, es decir, información útil para después realizar un ‘levantamiento’ del fondo marino y trasladarlo a cartografía obteniendo mapas lo más precisos posible”, explica el alférez de fragata Diego del Hierro.

Por su parte, Vega afirma que lo que estamos haciendo ahora mismo es ‘levantar’ el fondo marino del norte de Baleares y la zona de la costa de Cataluña  hasta llegar al límite con Francia para actualizar la cartografía”De hecho, este alto en el camino en Barcelona ha sido una parada para continuar hasta llegar a la frontera francesa: “Una vez acabada la campaña de hidrografía el barco regresará a su base en Cartagena para realizar el mantenimiento necesario hasta el inicio de la próxima campaña”, añade.

Hostilidad antártica

Es fácil imaginar que navegar por la zona antártica no siempre se convierte en una travesía amable. Muy al contrario, las peculiaridades de la región hacen que los tripulantes del ‘Hespérides’ tengan que manejar  las inclemencias de una climatología y un entorno no demasiado agradables.

Del Hierro explica que hay cuatro obstáculos principales a salvar en aguas antárticas. En primer lugar, está la navegación entre hielo. “Aunque lo parezca, el ‘Hespérides’ no es un buque rompehielos a pesar de ser considerado de clase ‘C’. Esa etiqueta se le otorga a los barcos que tienen permiso para navegar en aguas abiertas y polares, pero con poca cantidad de hielo”, matiza. De hecho, Vega aclara que “no es posible meterse en una banquisa con el barco y pretender romperla porque el casco no está preparado para eso”. En este caso, lo más importante es la previsión: “Aunque las imágenes que recibimos vía satélite nos ayudan a prever cuánto hielo encontraremos, la meteorología nunca es fiable al 100% ”, añade.

Puente de mando del 'Hespérides', desde donde se gobierna el navío.
Puente de gobierno del ‘Hespérides’/ Marta Jorge

Tampoco hay que olvidar la dificultad en las tareas de salvamento y rescate a bordo. “La capacidad de auxiliar a otros buques con problemas en la zona es escasa, así que aunque contamos con un equipo médico formado por un médico y un enfermero muy preparados, en caso de un problema de salud grave a la Antártida no llegan helicópteros”, cuenta Vega. “Cualquier movimiento de personas por el aire se hace desde el aeropuerto de la base chilena ubicada en la isla Rey Jorge, y a veces los pilotos tienen que esperar días en despegar porque la climatología no es segura”, aclara.

La meteorología de la región es especialmente adversa en el Mar de Hoces, que separa el Cabo de Hornos de las Islas Shetland del Sur. “Las condiciones climatológicas en esa zona son muy convulsas, hay muchas borrascas y la navegabilidad es compleja”, cuenta el alférez de fragata. El último factor limitante está en el conocimiento limitado del fondo marino de la zona. De hecho, el ‘Hespérides’ navega por raíles, es decir, intenta seguir las rutas de navegación que ha hecho con anterioridad para evitar sorpresas. Según explica Vega, “este año el barco ruso ‘Profesor Logachev’ navegó por una zona que no conocía y chocó contra un arrecife que le provocó una avería seria en el eje del barco, por lo que tuvo que regresar para repararla”.

De proyecto en proyecto

Tras su llegada a la Antártida en enero de 2022 el ‘Hespérides’ dio apoyo logístico a las bases antárticas y a lo largo de un mes pudo acabar la recogida de muestras del proyecto ‘ANTOM II’, desarrollado en el oeste de las islas Shetland del Sur.El ‘ANTOM II’ llevaba en marcha cinco años y esta era la última parte del proyecto. Ha requerido un total de 13 estaciones de punto de recogida de muestras para la detección de contaminantes en las corrientes de la Antártida. Se trata de un hito para la Armada, ya que el barco ha alcanzado la latitud más al sur en toda su historia (latitud 71º sur)”, detalla el teniente de navío.

De camino a España, el ‘Hespérides’ realizó otro proyecto desde Salvador de Bahía, el ‘PYROWIND’. En este caso, el buque recogió sedimentos del fondo marino a 4000-5000 m de profundidad. El objetivo era la obtención de datos sobre el material pirogénico de los incendios originados en África que las corrientes de aire transportan al océano. Para Vega, “el análisis de esos datos aporta información valiosa sobre el mecanismo de producción de los incendios y también sobre el impacto potencial en el calentamiento global”.

Campañas futuras

Tras 31 años en alta mar, no es fácil hacer una estimación del tiempo que el ‘Hespérides’ podrá seguir surcando mares y océanos. De hecho, según su jefe de máquinas “el buque está mayor y ya se está trabajando en la planificación de un relevo, así que lo más probable es que siga operando unos 5 o 6 años más”. Sea como fuere, el ‘Hespérides’ es parte de la historia de la Armada y, ya sea a bordo de ese buque o de un reemplazo, está fuera de toda duda que España seguirá realizando ‘ciencia a bordo’ como parte de los proyectos de investigación coordinados por el CSIC y el Ministerio de Defensa.

Algunas botoneras del 'Hespérides' desgastadas por el uso y el paso del tiempo.
Detalle de una palanca de mando e interruptores del puente de gobierno del ‘Hespérides’ desgastados por el paso del tiempo/ Marta Jorge

A pesar de que el barco envejece, lo que no caduca es la ilusión y voluntad del personal que conforma su tripulación.  Tanto el equipo de científicos como una dotación militar totalmente entregada velan por cumplir con cada proyecto en condiciones a veces hostiles difíciles de imaginar desde la comodidad de cualquier casa. Trabajar al servicio de la ciencia es trabajar por el progreso y por construir un futuro mejor para la sociedad. Para lograrlo no hay secretos, lo importante es perseverar contra viento o marea y en esa tarea, no hay duda de que el ‘Hespérides’ no tiene rival.

Marta Jorge

Estudiante de Periodismo en la UAO CEU