Memoria colectiva

Recordar el pasado, entender el presente y construir el futuro

Es indispensable trabajar en sociedad para sanar un país luego de un conflicto interno

Ilustración de personas pensando que representa la memoria colectiva
Ilustración sobre la memoria colectiva. Fuente: Pinterest
Catalina Allemant Carozzo Catalina Allemant Carozzo

Resentidos sociales. Así se le ha tildado a aquellas personas a las que su país les ha fallado. Esta etiqueta guarda una connotación muy negativa, pues propone que los deseos y sentimientos, las necesidades y opiniones de este sector de la población son reclamos vacíos. Y es que, como sociedad, reflexionamos muy poco, y somos expertos en buscar el “borrón y cuenta nueva”.  No tenemos memoria colectiva. 

Es atrevido decir que cada país que ha sufrido pugnas tiene sus resentidos sociales, pero es cierto. España carga con las polarizaciones de la Guerra Civil. Perú quedó aún más fragmentado luego del conflicto armado entre el grupo terrorista Sendero Luminoso y el gobierno de Alberto Fujimori. Alemania siempre tendrá huellas del Nazismo. Estados Unidos abolió la esclavitud en la Guerra de Secesión pero aún lidia con la opresión racial.

México, Sudáfrica, Colombia, Ruanda…y seguimos contando. Pero, es así de simple: el tiempo sólo no sana a un país donde se han vulnerado derechos. En cualquier nación fracturada por un conflicto interno, la memoria colectiva funciona como un faro en el camino hacia la reconciliación y la reparación. 

También conocida como memoria histórica, este concepto hace referencia al registro y la interpretación común del pasado de una sociedad, pues entiende que este influye en su identidad y comprensión de la actualidad. No se trata de re abrir las heridas, sino de sanarlas. 

Uniendo las piezas del puzle

¿Qué implica combatir el olvido? Primero, se deben recopilar los datos y la historia (en toda su complejidad, desde todas sus versiones). Para ello, en diversos países se impulsa a crear una Comisión de la Verdad y Reconciliación. Pero, este trabajo no se reduce a saber el número de muertes, ataques o heridos que hubo en el enfrentamiento, sino también analiza las circunstancias sociales, económicas, culturales y políticas que llevaron al surgimiento del conflicto. 

Como segundo punto, es un imperativo ético validar las historias de todas las víctimas. Cada relato, testimonio y lágrima es un fragmento de verdad que contribuye a la narrativa colectiva (y a la identidad) de una nación. Ignorar o desestimar estas experiencias sería construir un país que borra a un pedazo de su población. 

En tercer lugar, se trata de utilizar todo lo anterior para enfrentar las consecuencias presentes de los horrores del pasado. Las injusticias usualmente no se acaban cuando termina el enfrentamiento. Si no se atienden bien, estos dejan un legado de violencia y jerarquía social que pueden seguir causando incomprensión y rechazo.

La memoria colectiva es trabajo en equipo

Sanar es tarea de todos. Se suele decir que una sociedad no puede estar condicionada a los errores del pasado, pero lo seguirá estando si esas vulneraciones de derechos no se han reconocido de manera colectiva. Curar las heridas causadas por un conflicto no es un proceso individual. Como lo estudió la socióloga Claire Moon, las guerras se experimentan de manera pública y en sociedad. Esperar que las personas sanen en un contexto privado es simplemente absurdo. 

Forjar una narrativa en común es desafiante, pues mientras unos comprenden el conflicto racionalmente, otros lo sufrieron desde la experiencia propia. Por eso mismo, la memoria es relevante porque es democrática y entiende que no todos partimos del mismo contexto, pero que nos interpela a cada uno como ciudadano.

Es un proceso que demanda coraje para enfrentar verdades incómodas, empatía para comprender el sufrimiento ajeno y voluntad política para promover la justicia. Es un acto de resistencia contra el olvido, de justicia para aquellas voces quebradas por la violencia y, sobre todo, de amor propio hacia el país. La memoria colectiva es recordar el pasado para entender el presente y poder construir el futuro. 

Catalina Allemant Carozzo

Soy estudiante de Periodismo de la Universitat Abat Oliba CEU, y actualmente estoy cursando el tercer año. Soy de Lima, Perú, y me mudé a Barcelona en busca de nuevas oportunidades. Me interesan diversas áreas, pero sobre todo temas de derechos humanos y personas en riesgo de exclusión social.