En noviembre del 2023, España fue subcampeón de Ultimate Frisbee en el campeonato mundial en California, Estados Unidos. Los tres equipos nacionales que asistieron regresaron a casa con medallas en sus respectivas categorías: el mixto y el masculino, denominado ‘Open’, obtuvieron la de plata, y el femenino la de bronce.
En un país marcado por deportes como el fútbol y el baloncesto, el Ultimate Frisbee, o simplemente ‘Ultimate’, está desarrollándose cada vez más. Sobre todo en regiones como Cataluña, donde se aprovechan las playas como campo de juego.
Las bases del juego
El Ultimate se creó en los años 60 cuando un grupo de universitarios estadounidenses fusionaron distintos deportes de balón, pero utilizaron un disco volador. Así lo explica Carles Foguet, jugador en Barcelona y entrenador de la selección Open de España: “como el nombre lo dice, es el deporte ‘definitivo’, se cogieron diversos elementos para crear un juego perfecto”.
Es un deporte arbitrado por los propios jugadores, fair play puro, y en el que no debe haber contacto físico. Dos equipos de siete integrantes compiten en un campo, cada uno defiende una zona de anotación en donde se marca un gol al atrapar el disco. Se juega en césped o playa, y los equipos catalanes destacan en la arena.
En cada torneo también se premia al equipo que mejor haya representado los valores y las normas del deporte. A esta actitud se le conoce como espíritu de juego o ‘Spirit’, y después de cada partido los equipos se reúnen y evalúan. Para Iván García, entrenador del club mixto de Barcelona PXT, el Spirit “crea un enfoque común para que la experiencia en cancha fluya mejor”. En torneos internacionales, España suele destacar en juego limpio. “Diría que está en un top 5 en cuanto a evitar el contacto físico, por ejemplo”, comenta Juan José Zamorano, jugador en los equipos PXT y Krakens.
El camino del disco
El pionero en el Ultimate de Cataluña fue Bravas, un club fundado en Castelldefels. Ahora hay aproximadamente 10 equipos competitivos y entre 150 y 200 jugadores en la comunidad autónoma. “Organizarse es fácil pues nos conocemos todos personalmente. Es imposible que exista un club del que no sepamos”, comenta Foguet.
Los equipos conforman una asociación, mas no llegan al título de federación porque no está respaldada por ninguna institución. El Ultimate aún no está considerado como deporte por el Consejo Superior de Deportes de España, y este es el mayor reto en su desarrollo. “Es como un pez que se muerde la cola. Para ser reconocido debes exhibir un cierto número de clubes y participantes, pero si no tienes apoyo es muy difícil que más gente se interese por el deporte”, explica Foguet.
Además, como no hay reconocimiento, el dinero invertido sale de los bolsillos del equipo. Como menciona Zamorano, “algunos no tienen recursos suficientes y no pueden viajar a torneos”. Competir es un esfuerzo monetario.
El quorum del Ultimate
Tres cuartas partes de los equipos en Cataluña son jugadores extranjeros, sobre todo de países sudamericanos como Colombia y Venezuela, en donde el deporte se ha desarrollado más. Foguet menciona que “los que vienen para quedarse mejoran el nivel del Ultimate local, pues son personas de las que se puede aprender mucho”.
Hay dificultad para llenar los equipos femeninos. Solo el 35% de los jugadores de Ultimate en España son mujeres. Aún así, el Ultimate considera a todos por igual: “en este deporte cualquiera puede lograr lo que se propone si se esfuerza lo suficiente, no importa el género”, afirma García.
Asimismo, el rango de edad en los clubes es muy amplio. “Tenemos equipos donde padres e hijos han coincidido en el campo. Cuando esto pasa en otros deportes es una historia emocionante, para nosotros es pan de cada día”, comenta Foguet. Aunque, esto puede frustrar a los jugadores que rinden más pues su progreso se ve frenado. “Es difícil para algunos aceptar jugadores con un menor nivel. A veces es complejo mantener una buena armonía”, dice García.
Solo hay 1000 jugadores de Ultimate competitivo en toda España. Foguet se emociona cuando recuerda el pasado campeonato mundial, lo describe como un highlight en su vida. “La sensación de logro respecto a los recursos fue muy bestial. Los entrenadores estadounidenses nos felicitaron aún más al saber las condiciones”, explica.
Cataluña está siendo testigo del ascenso del disco. El poco reconocimiento que se le da al Ultimate es contradictorio con su gran cultura de valores, su fuerte exigencia física y su potencial de seguir alzando vuelo. En palabras de Foguet, el Ultimate es como un secreto que no debería estar oculto.