Cuando escuchó los testimonios de personas que se han enfrentado al tabú de la soledad y se han atrevido a realizar un viaje solos, pienso que quiero ser como ellos, son el reflejo de lo que algún día seré. Y es que sentir que no vamos hacía el destino que queremos con nuestras vidas y ahogarse en la rutina es algo demasiado común en la sociedad de hoy en día. Muchos nos encontramos a la espera de una llamada que nos libere de la cotidianidad para embarcarnos en una auténtica aventura, como si fuéramos los protagonistas de nuestra propia novela o serie de televisión. Para aquellos que lo anhelan, puede que viajar solo sea la respuesta.
Si analizamos qué implica realizar este viaje, lo primero que debemos contemplar es el panorama social, porque la realidad es que muchos familiares o amigos no ven con buenos ojos el hecho de que una persona quiera caminar por el mundo sola. “Lo hace porque seguro que no tiene con quién ir”, “no entiendo que se le ha perdido tan lejos de casa” o “con lo peligroso que es, tiene que estar un poco loco…”. Estas son algunas de las muchas afirmaciones que escucho cuando se habla de alguien que ha cogido la mochila y se ha animado a emprender esta odisea, enfrentándose a la primera barrera: la opinión social.
Hacer lo que uno desea, restándole importancia a los comentarios y opiniones negativas de los demás, es una de las muchas virtudes que tienen estas personas tan valientes. Y es que todos los turistas en solitario que han explicado sus experiencias, dicen que para partir, primero te debes enfrentar a las dudas que te puede generar tu entorno social por hacer algo que se sale de lo ‘común’.
Amigo y enemigo
Una vez has decidido embarcarte en esta nueva aventura, empieza la emoción, es momento de conocerse a uno mismo. Sin lugar a dudas, emprender este viaje es una oportunidad para muchas cosas, pero no todo es un camino de rosas, porque ahora tú mismo eres tu mejor amigo y tu peor enemigo. Enfrentarse directamente a la soledad sin depender de otros es algo que no se vive en el día a día, la mayoría de nosotros siempre estamos rodeados de amigos, familiares o, simplemente de conocidos. En el trabajo, en la universidad, en nuestros hobbies, o en el mismo ascensor para subir a nuestra casa, coincidimos con gente que conocemos y con los que podemos entablar algún tipo de conversación. Cuando te encuentras en un entorno desconocido donde si no te mueves por cuenta propia es posible que no hables con nadie en todo el día, esto te puede llegar a afectar enormemente.
Por lo que posiblemente viajar solo no sea apto para todos públicos y aunque te enfrentes cara a cara con el miedo, puede que este te gane la partida y te haga volver a casa antes lo previsto. Es una realidad que no todos saben estar solos, pero para eso existen alternativas llamadas viajes en grupo. We Road, ViajarSolo.com o Yporquenosolo.com, son algunas de las muchas empresas que se encargar de juntar grupos de unas 15 personas que van solas para organizarles una experiencia grupal inolvidable lejos de sus hogares.
Estas compañías suelen coincidir a la hora de seleccionar los destinos, y es que los más recurrentes son Vietnam, Indonesia, Sri Lanka o Tailandia, primando sobre todo la comodidad a la hora de desplazare, la seguridad y la economía del lugar. En estos viajes, tú pagas un precio cerrado en base a la experiencia que deseas vivir, y la compañía te coge los vuelos, el alojamiento, el transporte dentro del país y las actividades a realizar con tus compañeros.
Un billete mágico
Como he dicho, pocas veces al día tenemos tiempo de hablar con nosotros mismos. Y resulta que en este tipo de actividades tenemos tiempo de sobra. Aquí entra en juego el poder transformador de los viajes en solitario, ya que gracias a la soledad puedes empezar a comprender cosas sobre ti mismo que antes no entendías e incluso empezar a apreciar el silencio. Todos los testimonios de aquellos que han andado solos por el mundo coinciden en que es algo mágico. El no estar acompañado produce un efecto muy curioso, porque estos sentimientos negativos se pueden convertir en un incremento de la autoestima. Con el tiempo te obligas a ti mismo a salir adelante y ves que estar solo no es para tanto, confiando en tus instintos más que en nadie.
Es verdad que como todo en la vida este tipo de viajes tienen sus aspectos negativos como el “peligro” a que surja algún imprevisto y nadie este allí para ayudarte. Pero créeme si te digo que quien no arriesga no gana, y así lo describen miles de viajeros que cuando regresan a sus casas dicen haber cambiado por dentro. Para aquellos como yo que no se atreven a dar el paso, muchos aconsejan hacer un miniviaje, una excursión o, simplemente, algún plan en solitario.
En definitiva, viajar solo es salir de tu zona de confort para intentar sacar una mejor versión de uno mismo, sintiendo una libertad que aunque muchos anhelamos, solo unos pocos se lanzan a obtenerla. Por eso, tal y como afirman los amantes de los viajes en solitario, trotar por el mundo solo es algo que todos deberíamos hacer alguna vez en la vida. De hecho, incluso yo mismo, escribiendo este articulo, me he animado a afrontar mis miedos y comprar, algún día no muy lejano, un billete que me haga redescubrirme a mi mismo.