Show artístico

Circo del miedo: un espectáculo terroríficamente divertido

La compañía Rosie Show Time muestra a través de sus artistas actuaciones tematizadas en Barcelona

Acto final de la función Circo del Miedo. Fuente: Paula Pérez
Paula Pérez Solf Paula Pérez Solf
Jordi V. V. Jordi V. V.

Gritos, adrenalina y mucho humor. Desde vampiresas sensuales hasta payasos siniestros y ángeles caídos, el Circo del Miedo sigue estremeciendo a Barcelona con su espectáculo único. Producido por Rosie Show Time, una empresa familiar italo-catalana fundada por los hermanos Richard, Alejandro y Claudio, este espectáculo logra sumergir al público en una atmósfera de tensión desde el primer instante en que cruzan la entrada de la carpa.

Desde el inicio del show, la música inquietante y los juegos de luces colocan a los asistentes en un ambiente de expectación. Durante aproximadamente una hora y media, el miedo y la diversión se entremezclan en una experiencia envolvente presentada por Radu Bratianu, un personaje interpretado por el artista Kike Aguilera.

La caracterización de los actores, así como sus números acrobáticos tematizados, hacen más realista la narrativa de ficción basada en el terror. Además, se combina con los chascarrillos y bromas del circo tradicional, que sirven para aliviar tensiones. Asimismo, las actuaciones con trapecistas, malabares o contorsionismo generan adrenalina. Sin embargo, en el Circo del Miedo no tan solo los profesionales son los protagonistas; la escenificación tiene una conexión muy fuerte con el público. Durante la experiencia, cualquiera puede convertirse en víctima de un susto o incluso encontrarse en la situación de verse interpelado directamente. 

También cabe destacar algunos de los mensajes de valor y factores relevantes. El Circo del Miedo no necesita menospreciar a personas con condiciones físicas concretas, pertenecientes a minorías, ni les hace falta el uso reiterado de animales. Se bastan con su interpretación y su talento para cumplir las expectativas en relación a generar ese morbo o incomodidad.

El artista Kike Aguilera
El artista Kike Aguilera en el estudio de radio de la UAO CEU. Fuente: Paula Pérez

Kike Aguilera revela que el miedo es el pilar fundamental del espectáculo y que no tienen intención de abandonarlo. Además, nos cuenta sobre su experiencia en este espectáculo y lo que representa para él. “Yo creo que está funcionando tan bien el miedo que eso no se va a tocar, lo que pasa es que ahora tendremos que sacar toda nuestra creatividad para hacer una presentación que sea atractiva. Es posible que ahora digamos de sacar el Circo del Miedo 2 y la gente venga, pero yo creo que va a ser mucho más interesante conseguir estrujar nuestros ‘perturbados cerebros’ y sacar algo más creativo”.

Su relación con el circo es de pura vocación. “Kike es este señor un poco entrado en edad que se ha dedicado al circo por vocación. No viene de familia de circo; nació en Barcelona y empezó a practicar con malabares en plan hippie cuando tenía 12 años. Y eso, de una manera muy natural, me llevó a dedicarme al circo de manera profesional. Empecé haciendo teatro de calle y luego ya me adentré un poco más en el mundo del circo tradicional y cabarets. He viajado mucho por Europa, y allí se lleva mucho todo lo que son cabarets”, afirma el artista.

EL CIRCO Y LOS ‘FREAKS’

protagonistas de la película freaks y título de la película
Caratula de la película ‘Freaks’. Fuente: Filmaffinity

En el circo hubo un tiempo en que la diferencia física no solo marcaba la vida de una persona, sino que también la convertía en espectáculo. Eran los denominados ‘freaks’ o ‘fenómenos de la naturaleza’, personas que para la sociedad de la época nacieron distintas y en un mundo que no sabía qué hacer con ellas.

Desde los mercados medievales hasta los grandes circos del siglo XIX, los cuerpos fuera de la norma fueron moneda de cambio en la industria del entretenimiento. Empresarios como P.T. Barnum los exhibieron como atracciones de feria: el Hombre Elefante, la Mujer Barbuda, los hermanos siameses. Muchos encontraron en el circo una forma de vida, pero otros solo fueron mercancía, atrapados entre el morbo y la explotación.

El siglo XX trajo el ocaso de los freak shows, no por empatía, sino porque la ciencia comenzó a explicar lo que antes parecía monstruoso. La sociedad cambió de lente y, aunque aún quedaba un largo camino por recorrer, los llamados ‘freaks’ dejaron de ser espectáculo para convertirse en símbolos de lucha y referentes para otras personas con su condición. Un reflejo de esta transformación lo encontramos en el cine con la película Freaks: La parada de los monstruos (1932), dirigida por Tod Browning. Esta película, que en su época fue polémica y rechazada por muchos, acabó convirtiéndose en un clásico de culto que reivindica a los llamados ‘fenómenos’ como seres humanos con dignidad, mostrando su camaradería y los lazos de hermandad que creaban entre ellos.

Hoy, la inclusividad ha logrado que quienes hubieran sido exhibidos bajo una carpa de circo brillan en el cine, la moda y el activismo. Lo que antes fue motivo de escarnio, ahora es identidad. Y así, poco a poco, la diferencia dejó de ser un fenómeno para convertirse en lo que realmente es: personas y ciudadanos como cualquier otro.



Paula Pérez Solf

¡Hola! Mi nombre es Paula Pérez y estoy cursando el doble grado de Periodismo y Publidad + RRPPP en la universidad Abat Oliba CEU. Desde muy pequeña he tenido claro que me encanta el mundo de la comunicación en todos sus sentidos. ¿Por qué? Pues bien. Tengo una cuenta de escritos en Instagram, hago teatro, soy vicepresidenta del Club de Emprendedores, me encantan los idiomas y estudios dos carreras de comunicación pura. Me apasiona este mundo y escribir sobre temas sociales y de misterios.

Jordi V. V.

Soy alumno de Periodismo en la Universidad Abat Oliba CEU. Profesionalmente, me interesan temas relacionados con la cultura, la tecnología y la sociedad. Colaboro en la redacción de distintos anuarios para BCN Content Factory, centrados en el periodismo de proximidad de la comarca del Baix Llobregat.