Se acabó la revolución socialista estadounidense. Bernie Sanders anunció ayer su retirada de la carrera para las elecciones presidenciales. El senador de Vermont se retira después de haber sido el gran rival a batir en las primarias del Partido Demócrata y, si no hay sorpresas, será Joe Biden el candidato que se enfrentará al presidente e indiscutible líder republicano, Donald Trump.
“Desearía poder darles mejores noticias, pero creo que conocen la realidad”, explicó Sanders con resignación en el inicio de su comparecencia para comunicar su renuncia. La realidad es que Biden llevaba una ventaja de 300 delegados tras ganar en plazas importantes como Florida, Illinois y Arizona. Una diferencia casi insalvable, agravada por la expansión del coronavirus en Estados Unidos, que ha complicado la celebración de los caucus restantes en el país.
Sanders representaba el ala más a la izquierda del espacio demócrata, con un programa electoral que incluía instaurar un sistema de salud público y gratuito. Mientras Biden consiguió el apoyo del espacio de centro, el representante de Vermont en el Senado contó con el respaldo de Alexandria Ocasio-Cortez, una de las nuevas figuras de la izquierda americana.
Thank you Bernie – for doing your best to fight for all of us, from the beginning, for your entire life.
Thank you for fighting hard, lonely fights in true devotion to a people’s movement in the United States.
Thank you for your leadership, mentorship, and example. We love you. https://t.co/CqErUDlsvX pic.twitter.com/33x7hm5ErH
— Alexandria Ocasio-Cortez (@AOC) April 8, 2020
Presidenciales de noviembre
Biden, tras completar su espectacular remontada, se convierte ahora en el rival de Trump en las elecciones presidenciales. El que fue vicepresidente durante los ocho años de mandato de Barack Obama está obligado a seducir al espacio más a la izquierda para competir con el presidente. Desde la victoria de Trump en 2016, el ala izquierda liderada por Sanders ha crecido y la victoria de Biden dependerá en gran medida del apoyo de este sector.
Con la vista ya puesta en noviembre, Biden ha mostrado su rechazo total a un posible aplazamiento de las presidenciales por culpa del coronavirus. La constitución estadounidense especifica claramente que el país debe elegir a su presidente el primer martes después del primer lunes del mes de noviembre de todos los años bisiestos. Ninguna guerra o acontecimiento ha logrado cambiar la fecha electoral. En cualquier caso, lo más seguro es que será la evolución de la pandemia la que determine sí se aplaza o no la cita con las urnas.
El líder republicano
Al otro lado del escenario político, Trump lidera sin fisuras el Partido Republicano y, sin importar lo que pase durante estos meses, el actual presidente tendrá mucho más apoyo que hace cuatro años. En 2016 era la oveja negra que luchaba contra el propio partido. Ahora, es el presidente que firmó la paz con Corea del Norte, mantuvo una guerra comercial con China y salió ileso de un proceso de impeachment. Durante su mandato, Estados Unidos siguió creciendo. Al menos hasta la llegada del coronavirus, que puede tener la clave de las elecciones.
La pandemia mundial tendrá graves costes económicos y sociales en Estados Unidos. Los analistas del Bank of America preveen que en Estados Unidos la tasa de desempleo se dispare del 3,5% hasta el 15% y el país podría caer en “la recesión más profunda que jamás se haya registrado”. Si Trump logra convencer a la opinión pública de que la crisis no es culpa suya y se presenta como la solución, podría ser reelegido y fortalecer su posición política. Por el momento, el presidente ataca a la OMS y la responsabiliza de la extensión del coronavirus.