Culminan este viernes las dos semanas más intensas de los últimos meses. La convocatoria electoral en Cataluña fue inesperada, pero no sorprendente. Empezó con el amago de dimisión del Presidente del Gobierno que, tras cinco días manteniendo en vilo a la nación, renunció a dimitir y se comprometió a seguir luchando contra el fango mediático de la ultraderecha. La campaña ha estado embarrada, también, de presuntas corrupciones: el Caso Koldo, el Caso Mascar(Illa)s y el Caso Begoña. Todos ellos, por supuesto, bulos propagados por la galaxia digital ultraderechista que reúne a medios de comunicación, jueces y demás calaña que no piensa como nuestro querido Presidente. Bulos que no son tales si los proclama el Ministro de Transportes, Óscar Puente. Acusar a Feijoo de decir que la mujer de Pedro Sánchez debía quedarse en casa sin trabajar, algo que el líder del Partido Popular (PP) jamás ha dicho, no es un bulo.
Mientras el PP y el PSOE se enredan en discusiones sobre quién es más mentiroso, Ciudadanos ha resurgido de sus cenizas y ha salido del cajón donde les metió la historia. El PP, por su parte, ha intentado aglutinar el “voto útil” de los “constitucionalistas”, algo sorprendente teniendo en cuenta que han tenido tan solo tres diputados en el Parlament durante esta legislatura. Los populares saben que su relevancia en Cataluña disminuye cada vez más, sobre todo entre la gente joven, y han sacado a la palestra a la estrella de su show: Isabel Díaz Ayuso. En un mitin en la Plaza Artós (Barcelona), donde VOX ha celebrado sus últimos actos de final de campaña, regaló los oídos a quienes la escucharon. El lugar elegido no es casual y el PP, una vez más, se equivoca de enemigo.
El último debate
Los independentistas tienen más fuerza que nunca: han conseguido la amnistía y ahora les falta la autodeterminación, que también conseguirán. Frente a ellos: Ciudadanos, PP y Vox. El candidato de los primeros se presentó al último debate con una camiseta con el corazón de tres banderas (catalana, española y europea), mítico logo del partido. Pero quizá debió aparecer con la bandera de la Comunidad de Madrid, donde huyeron Arrimadas y sus compañeros pese al éxito en las elecciones catalanas en 2017, abandonando a sus votantes en Cataluña. No es sorprendente que la mayoría de encuestas no le den representación parlamentaria. El PP, acomplejado como siempre, sigue abrazando que defiende el Constitucionalismo, no a la nación. Si Feijoo le tendió la mano a Junts para formar gobierno hace unos meses, cualquiera se fía del PSOE azul. Y VOX, pese a captar la mayoría del voto joven, repite como mantra que Cataluña es España, hablando muy poco en catalán, y que todo es culpa de la inmigración.
Todos los catalanes estamos llamados a votar este domingo y el voto de más de uno se va a ver influenciado por las últimas encuestas, que lejos de formar parte de la ultraderecha mediática, nadan cómodamente en el mar donde flotan los medios de opinión sincronizada. Y el señor Michavila, por su parte, no deja de ser el Tezanos del PP.
Así las cosas, nos queda votar en una atmosfera turbia y ya cansada, sabiendo que no saldrá de las urnas la Cataluña que muchos queremos.